El gigante cervecero holandés Heineken anunció que ha decidido abandonar su negocio en Rusia, con un coste previsto de 400 millones de euros (US$ 438 millones), tras haber dicho con anterioridad que solo suspendería sus nuevas inversiones y exportaciones al país.
La compañía se une a una serie de marcas occidentales que están cerrando sus negocios en Rusia tras la invasión de Ucrania, y la decisión de Heineken aumentó la presión sobre su rival danesa Carlsberg, propietaria de la mayor cervecera rusa, Baltika, que también anunció su salida.
“Hemos llegado a la conclusión de que la propiedad del negocio de Heineken en Rusia ya no es sostenible ni viable en el entorno actual”, dijo la compañía en un comunicado, añadiendo que no se beneficiará de ninguna transferencia de propiedad.
Heineken es el tercer fabricante de cerveza en Rusia, donde posee las marcas locales Bochkarev, Okhota y Tri Medvedya. La empresa dijo que espera un “traspaso ordenado” y que continuará el negocio con operaciones reducidas durante un periodo de transición para minimizar el riesgo de nacionalización.
La empresa dijo que garantizará los salarios de sus 1,800 empleados rusos hasta fines de año y que espera cargos por valor de unos US$ 438 millones.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha instado a las empresas internacionales a abandonar el mercado ruso después de que Moscú lanzó lo que denominó su “operación militar especial” contra su vecino.
Aunque Heineken es un actor importante en el mercado ruso, sus ventas en este país sólo representan el 2% del total de la empresa.