La feria tecnológica IFA de Berlín, la mayor de Europa, abre este viernes sus puertas con decenas de novedades de los principales fabricantes, pero ensombrecida por el lastre cada vez más palpable de la guerra comercial.
La cita, en la que participan 1,939 expositores con gigantes como Samsung, LG, Lenovo, Sony y Huawei a la cabeza, dará cuenta de las principales tendencias del momento, como la inteligencia artificial (IA), la interacción por voz, el 5G y la generalización de la conectividad, del frigorífico y la lavadora al coche autónomo.
Pero la conversación en los días previos a esta edición gira en torno al daño que está infligiendo la batalla arancelaria entre China y Estados Unidos está ralentizando a la economía global y retrayendo la demanda, algo que ya está sintiendo el mercado mundial de la electrónica.
“Cualquier guerra comercial no afecta a un solo país, afecta a todos, afecta a los consumidores. Las guerras comerciales son malas para la innovación”, aseguró en la rueda de presentación de la IFA Christian Göke, consejero delegado de Messe Berlín, el operador del recinto ferial de la capital alemana.
Agregó que los productos electrónicos no se producen en un solo país, sino que son "una combinación de los mejores y más económicos componentes".
Los datos le dan la razón. Una encuesta de la consultora GfK presentada en esta rueda de prensa prevé que este año, por primera vez en una década, el sector electrónico global registre un estancamiento en sus ingresos.
Las ventas de electrónica de consumo y electrodomésticos cayeron 2% en el primer semestre de este año a nivel global y, solo gracias al habitual tirón de final de año, esperan conseguir cerrar el año en plano, superando ligeramente el billón de euros, como en el 2018.
En términos generales, la demanda ha caído en China y América Latina especialmente y se mantiene plana en América del Norte y Europa.
Por dispositivos, el panorama tiene sus luces y sombras. Destacan las ventas de televisores de más de 65 pulgadas, OLED y ultra alta definición (UHD), de complementos para videojuegos (PCs, monitores, teclados, ratones y auriculares), altavoces inteligentes y pequeños electrodomésticos (gracias al atractivo de los robots aspiradores y las máquinas de expreso, principalmente).
El horizonte aparece menos despejado en el segmento de los teléfonos inteligentes, el que durante los últimos años ha hecho cabalgar a todo el sector. El estudio de GfK espera que este año se venda un 1% menos de dispositivos en términos interanuales.
Hans-Joachim Kamp, presidente de la Sociedad para la Promoción de la Electrónica de Consumo (gfu) de Alemania, valoró positivamente esta “situación estable” dados todos los “factores críticos” en contra, como “las guerras comerciales, el Brexit y la ralentización económica en varios países”.
La IFA, que se prolonga hasta el 11 de setiembre, aspira a reeditar las cifras de la pasada edición en visitantes -con cerca de 250,000, de los que más de 150,000 eran profesionales- y en volumen de negocio, como plataforma propiciadora de acuerdos por 4,700 millones de euros.
La feria es también una cita para muchos de los rostros más conocidos del sector, como el consejero delegado del Huawei, Richard Yu, y el presidente de Qualcomm, Cristiano Amon, que hablarán de innovación y novedades, pero también del freno de los aranceles y la inseguridad empresarial derivada de la guerra comercial.
Frente a muchos fabricantes asiáticos que traen a la IFA sus presentaciones, Huawei ha retrasado dos semanas la premiere de su nuevo buque insignia, el Mate 30, que tendrá su puesta de largo el 19 de setiembre en Múnich (sur de Alemania), el primero afectado por las sanciones estadounidenses y sin las aplicaciones de Google (Gmail, Google maps, Youtbe, entre otros).
La cita berlinesa también ha reservado una serie de conferencias para abordar la gran transformación que está experimentando el sector de la automoción, con representantes de Ford y Daimler.