El veto total de la Unión Europa (UE) a las importaciones rusas de carbón entraba en vigencia el jueves, mientras el servicio británico de inteligencia de defensa señalaba que las sanciones occidentales estaban teniendo un efecto creciente, incluso en las exportaciones rusas de defensa.
Gran Bretaña dijo que Rusia ya tenía complicaciones porque necesitaba producir vehículos blindados de combate para sus tropas en Ucrania, y por lo tanto “es muy improbable que pueda completar algunos pedidos de exportación” en un sector que durante muchos años ha sido una fuente de orgullo.
El reporte británico de inteligencia destacó los “efectos crecientes de las sanciones occidentales”, en línea con la impresión occidental de que las medidas que se han ido imponiendo al Kremlin desde que comenzó la invasión en Ucrania el 24 de febrero tienen un creciente impacto sobre la economía rusa.
Debido a la guerra y a las sanciones, señaló el informe, “su capacidad industrial militar está ahora bajo una presión significativa, y la credibilidad de muchos de sus sistemas armamentísticos se ha visto socavada por su asociación con los pobres resultados de las fuerzas rusas”.
La credibilidad militar rusa se vio más presionada el miércoles cuando Ucrania dijo que nueve aviones rusos de combate habían sido destruidos en una serie de explosiones aparentemente provocadas por un ataque ucraniano en una base aérea en Crimea, una zona controlada por Rusia.
Rusia negó que las detonaciones hubieran dañado ningún avión o que se hubiera producido un ataque. Pero imágenes por satélite mostraban claramente al menos siete cazas destruidos en la base y otros probablemente dañados.
El secretario británico de Defensa, Ben Wallace, rechazó las explicaciones rusas para las explosiones, que incluían un cigarrillo mal apagado, como “excusas”.
“Cuando se ven las imágenes de las dos explosiones simultáneas no exactamente contiguas, y parte de los daños reportados incluso por las autoridades rusas, creo que está claro que no es algo que ocurre porque a alguien se le caiga un cigarrillo”, dijo Wallace.
El jueves también entraba en vigencia el veto de la UE a las importaciones rusas de carbón, tras un largo abandono gradual iniciado en abril. El bloque de 27 países dijo que afectaría a aproximadamente el 25% de las exportaciones de carbón ruso y supondría unas pérdidas de unos US$ 8,000 millones al año. La UE también intenta reducir sus importaciones de gas ruso, pero es demasiado dependiente como para vetarlo.
Mientras la guerra se acercaba a cumplir seis meses, Rusia enfrentaba otros desafíos.
El país sigue sufriendo pérdidas en su invasión en Ucrania, pero el Kremlin se ha negado a anunciar una gran movilización, en parte porque sería muy impopular para el presidente, Vladimir Putin. Eso ha dado pie a una discreta campaña de reclutamiento que incluye utilizar presos para compensar la falta de personal.
Esto ocurre entre reportes sobre que cientos de soldados rusos se niegan a combatir y tratan de abandonar el ejército.
Sobre el terreno en Ucrania, la guerra continuaba con el estruendo reiterado de los proyectiles.
Tres personas murieron durante la noche en la ciudad de Nikopol, según el gobernador de la región de Dnipropetrovsk, Valentyn Reznichenko, mientras que otros nueve resultaron heridos en los ataques que dañaron unos 40 edificios de apartamentos.
Nikopol se encuentra unos 50 kilómetros (30 millas) río abajo desde Zaporiyia. En la región de Donetsk murieron 11 personas en el último día, seis de ellos en Bakhmut, según el gobernador regional Pavlo Kyrylenko. Bakhmut es un objetivo clave para las fuerzas rusas que intentan avanzar en el este.
El gobernador de la región rusa de Kursk, Roman Starovoit, dijo el jueves que dos poblaciones cercanas a la frontera ucraniana, Tetkino y Popovo-Lezhachi, habían recibido ataques desde Ucrania. En un primer momento no dio detalles sobre víctimas o la extensión de los daños.