Finlandia y Suecia se acercan a la hora de la verdad para presentar una eventual candidatura a integrar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que podría concretarse en los próximos días, como mínimo del lado finlandés.
Menos de tres meses después de la invasión de Ucrania, los dos países nórdicos se han acercado a la alianza militar transatlántica en busca de un paraguas de seguridad, especialmente de Estados Unidos, ante la amenaza rusa.
“Es seguro al 100% que Finlandia va a ser candidata, y bastante probable que sea miembro antes de fin de año”, afirma Charly Salonius-Pasternak, investigador en el Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales.
En Finlandia y en Suecia, la guerra iniciada por Moscú en Ucrania ha inclinado hacia la OTAN la opinión pública de estos países, hasta ahora dividida.
Según un sondeo de la televisión pública Yle difundido el lunes, un 76% de los finlandeses son favorables a unirse a la OTAN (un récord) contra apenas 20%-30% en los últimos años.
Tras semanas de intensas consultas internas e internacionales, las señales de un anuncio inminente se multiplican en los dos países.
En Suecia, el partido socialdemócrata en el poder, cuya luz verde aseguraría una clara mayoría parlamentaria por la adhesión, indicó que dará a conocer su decisión el domingo, es decir, una decena de días antes de lo previsto.
Hay más dudas en Estocolmo que en Helsinki, opina Elisabeth Braw, experta en defensa de los países escandinavos en American Enterprise Institute, pero Suecia va a postular y “muy probablemente” lo haga con su vecina.
Tomada por sorpresa por la celeridad de Finlandia, Suecia, habituada a sopesar largamente los pros y los contras, tiene interés en no quedarse atrás, aprovechando también el mal momento del ejército ruso en el frente ucraniano.
“El momento es perfecto”
“Antes, los socialdemócratas suecos siempre decían: +lo pensaremos cuando Finlandia adhiera+. Pero porque pensaban que Finlandia nunca adheriría”, señala Braw.
“Desde el punto de vista del riesgo, el momento es perfecto. Rusia está tan ocupada en otros lugares que será muy difícil para ella replicar o responder militarmente”, dice esta experta.
En Finlandia, el presidente finlandés Sauli Niinistö debe desvelar el jueves su posición “personal” sobre la cuestión. Y la del partido socialdemócrata de la primera ministra Sanna Marin se espera como muy tarde el sábado.
Según el diario Iltalehti, un comité clave que reúne a los dos líderes del ejecutivo finlandés y los ministros debe reunirse el domingo para tomar su decisión.
Solicitado por AFP, el gobierno finlandés no ofreció ningún comentario, señalando que las fechas de reunión del comité eran confidenciales.
Una guerra justificada por Vladimir Putin como respuesta al deseo de la OTAN de expandirse hacia el este tendría, por lo tanto, la consecuencia directa de empujar a dos países europeos adicionales a colocarse en el redil de la OTAN.
La adhesión de Finlandia duplicaría además la frontera terrestre de la OTAN con Rusia, llevándola hasta los 2,600 kilómetros.
Los múltiples avisos de Rusia de las últimas semanas sobre las consecuencias “políticas y militares” de una adhesión, como el envío de refuerzos al mar Báltico, incluidos nucleares, no han hecho más que reforzar la determinación de Helsinki y Estocolmo.
Ejércitos potentes
En la isla sueca de Gotland, una posición estratégica en medio del mar Báltico, las fuerzas de reserva de la Guardia Nacional llevan un mes activadas.
La próxima semana, además, se realizan unos importantes ejercicios militares anuales en Finlandia y Suecia.
Finlandia dispone de 12,000 soldados profesionales, pero cuenta con 21,000 reclutas anuales. En tiempos de guerra, las Fuerzas Armadas finlandesas pueden movilizar hasta 280,000 tropas.
Finlandia dispone de una potente artillería y unos sesenta aviones de combate, una fuerza nada desdeñable para un país de 5.5 millones de habitantes.
Después del fin de la Guerra Fría, Suecia disminuyó la inversión militar y recortó efectivos, pero sus Fuerzas Armadas son modernas, cumplen con los estándares de la OTAN y tiene una importante industria militar.
Aunque no eran miembros hasta ahora, los dos países ya habían recorrido parte del camino para dejar atrás su histórica neutralidad y acercarse a la alianza, al menos militarmente.
“Asistimos a un vuelco mayor en la opinión y desde el punto de vista político, pero militarmente no es el caso, más que nada porque ya son muy cercanos a la OTAN. Se van a casar con la OTAN tras haber vivido en concubinato”, señala Braw.