La pandemia de coronavirus hará que aparezcan nuevas bolsas de hambre en ciertas partes del planeta y al mismo tiempo empujará a los agricultores a una nueva crisis por la caída previsible de la demanda, anticipó el Organismo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Dependiendo de cómo cumplan las proyecciones de caída del Producto Bruto Interno (PBI) global y en cada país, la malnutrición podría aumentar entre 8% y 10% en el caso de los países que son importadores netos de alimentos, con respecto a los 121 millones de personas que ya son consideradas malnutridas, dijo el economista en jefe de la FAO, Máximo Torero.
El experto enfatizó que todos los cálculos están teñidos de un alto nivel de incertidumbre ya que todavía se desconoce cuánto más durará la crisis sanitaria y sus consecuencias finales sobre la economía global.
Antes de la pandemia ya había países que estaban en situación de crisis alimentaria, pero las cuarentenas han empujado a cientos de miles de personar a migrar a zonas rurales, creando nuevas bolsas de malnutrición, en particular en África subsahariana, el sur de Asia y en pequeños territorios insulares.
En esas áreas, además de que millones de personas han perdido su fuente diaria de ingresos, el turismo ha desaparecido, sufren el impacto del cambio climático de manera más severa y las remesas que recibían también han caído.
La FAO está trabajando para identificar donde se encuentran las poblaciones afectadas "porque no necesariamente estarán en los mismos lugares que conocemos.
Acceso a los alimentos
En términos de acceso a los alimentos, Torero dijo que “estamos ante un shock sin precedentes, que a la vez es de la oferta y de la demanda, pero las incertidumbres se pueden resolver y no debería haber una crisis alimentaria”.
Lo que sí resulta una certeza es que “la recesión afectará los medios de subsistencia de los productores debido a que los precios de los alimentos bajarán”, agregó.
De acuerdo al análisis de la FAO, el Covid-19 causó un shock inicial en el abastecimiento debido a las cuarentenas que interrumpieron la producción y la cadena de valor en el sector agrícola, lo que prácticamente ha quedado superado.
El problema vendrá por la devaluación de las monedas, lo que encarece las importaciones, pero hace atractivas las exportaciones, y puede tentar a países exportadores de alimentos.
“Si hay países que exportan el 80% de productos agrícolas y se quedan con el 20% para su consumo local, ahora podrían preferir exportar 100%, y esto nos preocupa”, comentó Torero desde Roma, donde tiene sede la FAO.
Las restricciones al comercio internacional de alimentos es otra cuestión que inquieta al organismo porque la mayoría de países pobres son importadores de alimentos.
La FAO sostiene que la disponibilidad de alimentos no es un problema, en particular en el caso de productos básicos, como maíz, trigo, soja, frijol y arroz, ya que actualmente se cuenta con el doble de las reservas que se tenía en el 2007, cuando se registró la última crisis alimentaria a gran escala.
Torero agregó que además este año se prevé una “enorme cosecha en todos los países”.
En este ámbito, los grandes países exportadores agrícolas han resuelto los problemas logísticos que sufrieron al inicio de la pandemia y que estaban relacionados con el transporte de los alimentos del lugar de la cosecha a los puertos y de éstos a los países compradores.
No obstante, hay algunos países pequeños que siguen enfrentando dificultades en este sentido.
Disminución de la demanda
Los especialistas concuerdan que en el caso de los alimentos más básicos los precios bajarán por la reducción de la demanda que causará la crisis económica y que coincidirá con una gran oferta.
El caso de los alimentos de valor agregado por su uso de mano de obra (frutas, carnes y ciertas verduras) será diferente porque el efecto de las cuarentenas y de regulaciones sanitarias.
“Por esto pedimos a los países que protejan esa cadena de valor y permitan que los trabajadores que se muevan durante la cosecha”, señaló Torero.
De esos productos, los subsectores de carnes y pescado podrían resultar los más perjudicados por las restricciones del transporte aéreo.
El experto adelantó que algunos grandes exportadores sufrirán una reducción de la demanda en particular de frutas y carnes.