La embajada de Estados Unidos en La Habana reanudó el miércoles el procesamiento completo de visas de inmigrantes y los servicios consulares por primera vez desde 2017, en un intento por detener el flujo récord de indocumentados desde el norte de la isla del Caribe.
La embajada, situada sobre el malecón frente al mar de Cuba, redujo los servicios en 2017 después de que varios miembros de su personal sufrieran una dolencia aún en gran parte inexplicable denominada “Síndrome de La Habana”. La condición se informó por primera vez entre funcionarios estadounidenses en 2016 y los síntomas incluían náuseas y lagunas de memoria.
En cambio, los cubanos debían viajar a Guyana para el procesamiento de la visa. La embajada de Estados Unidos en La Habana comenzó el procesamiento limitado de visas el año pasado y en septiembre anunció la reapertura total en 2023, para “garantizar una migración segura, legal y ordenada de los cubanos”.
Al amanecer del miércoles, decenas de cubanos, algunos que habían esperado durante años para recibir citas, se reunieron en un pequeño parque cerca de la embajada, mostrando sus documentos y charlando con familiares mientras esperaban instrucciones del personal de la embajada.
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Bárbara Nodas, de 20 años, dijo que estaba esperando para obtener una visa que la reuniría con su padre en Tampa, Florida, un proceso que tomó más de dos años.
“El sueño americano de muchas personas se está haciendo realidad”, dijo casi llorando. “Es un momento muy esperado”.
Pero Nodas, quien viajó desde el este de Cuba para recoger su visa, todavía se encuentra entre los pocos afortunados que viajarán al norte legalmente.
Washington emitió el año pasado 20,000 visas de inmigrantes a cubanos, incluido un número limitado para salir de La Habana, en línea con los acuerdos migratorios firmados anteriormente, y ha dicho que pretende hacer lo mismo en 2023.
Cuba y Estados Unidos también han reanudado las conversaciones sobre migración, que alguna vez fueron regulares, en un intento por frenar el flujo.
Sin embargo, un récord de 250,000 cubanos abandonaron la isla el año pasado hacia Estados Unidos, la mayoría a través de rutas peligrosas y viajando por tierra desde Centroamérica hacia el norte hasta la frontera o cruzando el Estrecho de Florida en precarias balsas.
Cuba culpa al embargo estadounidense, una red de leyes y regulaciones estadounidenses que complican las transacciones comerciales y financieras con la isla, por paralizar su economía y fomentar la migración ilegal.
La escasez generalizada de alimentos, combustible, medicamentos y electricidad, agravada por la pandemia de coronavirus, ha provocado disturbios dispersos en la isla y ha obligado a muchos a buscar alternativas en el exterior.
Fuente: AFP