Los ricos clientes de Jaime Byrom, que llegan de todo el mundo en jets privados y yates, experimentarán un Mundial de lujo en noviembre y diciembre en Qatar, el Estado del Golfo rico en gas que muchos aficionados europeos consideran económicamente inasequible.
El lujo que se espera en Qatar “superará todo lo que hemos podido ofrecer antes”, declara el empresario. “Algunas personas no escatimarán en medios para estar allí”, predice Byrom.
Dueño de una empresa que vende paquetes exclusivos a celebridades y grandes fortunas, Byrom pronostica ventas récord para el Mundial del 2022. Sin embargo, afirma que todos los presupuestos encontrarán su oferta.
Byrom, que ha vendido millones de habitaciones de hotel en diez Mundiales anteriores, asegura que su compañía Match Hospitality ya ha reservado 450,000 de los tres millones de entradas disponibles para el torneo, que comienza el 20 de noviembre.
Los paquetes pueden variar desde US$ 700 (681 euros) por billete en primera fila, que incluyan comidas, hasta más de US$ 1 millón (974,000 euros) para grupos que se hospedan en los mejores hoteles y asistan a varios encuentros.
Entre los más populares figuran el Pearl Lounge, que se presenta como lo “último” del lujo, ubicado en el estadio Lusail, donde se disputará la final el 18 de diciembre.
Los 116 asientos ofrecen impresionantes vistas. Los invitados recibirán obsequios, correrá el champán y las comidas serán preparadas por el chef británico Jason Atherton, galardonado con una estrella Michelin.
“Una minoría”
Estos clientes “seguramente usarán su riqueza, pero es solo una minoría”, relativiza Byrom.
“Hay personas que tienen la suerte de tener más dinero que otras y van a tener una experiencia que está fuera del alcance de la mayoría de nosotros, así es”, concluye.
Las estrellas y las grandes fortunas no son una novedad en la historia del Mundial. El cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, el magnate chino Jack Ma, miembros de familias reales y modelos han sido habituales en las últimas ediciones.
El gasto de los aficionados en los sectores de hostelería y servicios es una fuente importante de ingresos para la FIFA, con alrededor de US$ 184 millones (179 millones de euros) durante la Copa del Mundo del 2014 en Brasil, según el organismo mundial del fútbol con sede en Suiza.
Y este año, se prevé que se sumen más seguidores ricos de los países vecinos del Golfo, en el primer Mundial organizado en un país árabe.
Byrom no tiene dudas de que sus ganancias este año superarán las de Brasil, con ingresos ya de un 29% superiores a los 100 días antes del inicio del torneo organizado en el país sudamericano.
Según Byrom, las mayores ventas se realizaron a clientes de México, Estados Unidos, Reino Unido y Argentina. Pero las de Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU) siguen siendo las más importantes en términos de ingresos. India, Hong Kong y Bangladesh también se encuentran entre las diez principales naciones compradoras.
“Un solo lugar”
Los partidarios menos afortunados compartirán cabañas portátiles de US$ 200 (194 euros) al día en las afueras de la capital, Doha, mientras que otros se quedarán en campamentos en el desierto, en réplicas de las tradicionales tiendas beduinas del Golfo.
Pero Byrom señala que el Mundial de Qatar tendrá precios “beneficiosos” para todos, ya que las tarifas de la mayoría de las habitaciones de hotel están controladas por el gobierno y no se fijan de acuerdo con el mercado.
Según el empresario, los aficionados también tendrán que aprovechar el hecho de que no se arruinarán recorriendo cientos o incluso miles de kilómetros entre ciudades, como en Rusia en el 2018 y en Brasil en el 2014.
Ninguno de los ocho estadios de Qatar está separado por más de 70 kilómetros, en este pequeño estado de 2.8 millones de habitantes, de los cuales alrededor del 90% son extranjeros.
“Esta es la primera, y supongo que será la última vez, que se organiza un Mundial en un solo lugar”, indicó Byrom, quien vaticina una competición “extraordinaria”.