Las repercusiones del conflicto entre Rusia y Ucrania se han dejado sentir en las economías de los dos países, y sus divisas han quedado a la merced de eventuales nuevas sanciones contra Moscú y de las negociaciones de paz.
La moneda rusa, que cotizaba en torno a los 90 rublos por un euro (80 rublos por un dólar) antes del 24 de febrero, cuando las tropas rusas entraron en Ucrania, perdió en solo unos días casi el 40% de su valor, tocando niveles nunca vistos (160 rublos por un euro, 150 rublos por un dólar).
El jueves, la divisa rusa volvía a rondar los 110 rublos por un euro (100 rublos por un dólar), beneficiándose al parecer de los avances en las negociaciones entre las partes beligerantes.
El Banco Central de Rusia, aunque ya no tenga acceso a una parte de sus reservas extranjeras, que vende ocasionalmente para apoyar el rublo frente a las sanciones occidentales, ha puesto en marcha serios controles de capitales que también parecen haber surtido efecto.
“En los últimos diez años, el Banco Central solo ha intervenido directamente en algunas ocasiones, lo que respalda el hecho de que el tipo de cambio pueda estabilizarse al nivel del mercado. Ya están apareciendo las primeras señales de estabilización”, comentó el analista Alexander Kudrin, del grupo de inversiones ruso Aton.
“El rublo ruso continúa reforzándose tras el impacto inicial de las sanciones”, apuntó en Twitter Janis Kluge, especialista en economía rusa en el instituto de investigación berlinés SWP, atribuyendo la tendencia a los “estrictos controles de capitales, que se suman a importantes ingresos petroleros y del gas”.
Peligro del “mercado negro”
En Ucrania, bajo la ley marcial, el Banco Central (BNU) suspendió todas las transacciones de divisas y mantuvo fija la tasa del 24 de febrero, a unas 32 grivnas por un euro y 29 grivnas por un dólar. Además, congeló los retiros de divisas y los pagos transfronterizos.
El ministro ucraniano de Finanzas, Serguéi Marshenko, se mostró confiado en que la tasa de cambio “sea preservada” y recordó que Ucrania recibe ayuda de socios internacionales como la Unión Europea, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que aceptó asignarle US$ 1,400 millones al país.
Sin embargo, las acciones emprendidas no están exentas de riesgos, recalcó Ousmène Mandeng, investigador invitado en la London School of Economics.
“La suspensión de las operaciones de cambio equivale de facto a una congelación de los precios. Si esta continúa, puede conducir a un ‘mercado negro’ de cambios y a una práctica, de facto, de divisas múltiples”, estimó.
El experto abogó por una “reanudación de las operaciones de cambio” para “minimizar las distorsiones implícitas”.
Según Craig Erlam, analista en Oanda, “el sentimiento del mercado se ha visto reforzado porque las dos partes siguen hablando y ambas partes han mencionado progresos”. “Creo que los peores escenarios fueron integrados” a las tasas de las divisas, declaró.