La región del Indopacífico será una de las nuevas vías geoestratégicas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para frenar las ambiciones políticas, económicas y militares de China, a la que se considera ya una “amenaza sistémica”, según establece el Concepto Estratégico, aprobado en la cumbre aliada que concluyó este jueves en Madrid.
Para frenar esas ambiciones, la OTAN y varios países clave de la región, como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda (que por primera vez han asistido como invitados a una cumbre aliada), han afianzado en Madrid sus relaciones geoestratégicas al objeto de consolidar una especie de sistema continuado de valores y objetivos compartidos.
“China no es nuestro adversario, pero debemos tener los ojos abiertos ante los serios desafíos que representa y debemos continuar apoyando a nuestros socios para preservar el orden internacional basado en reglas, un sistema global basado en normas y valores, en lugar de la fuerza bruta. Por lo tanto, la OTAN intensificará la cooperación con nuestros socios del Indopacífico”, dijo este miércoles el secretario general aliado, Jens Stoltenberg.
Esa colaboración incluirá capítulos dedicados a ciberdefensa, nuevas tecnologías, seguridad marítima, cambio climático y lucha contra la desinformación, precisó.
De este modo, se pretende evitar lo que sería una especie de insularización de aliados en una región muy extensa y a la cual la Alianza, por su propia naturaleza y limitaciones geográficas, no puede llegar por sí misma.
Los países del Indopacífico, en particular Australia, Japón y Corea del Sur, son muy conscientes de que a título individual no pueden contrarrestar las sacudidas de China (siempre con el objetivo claro de sus aspiraciones irredentistas sobre Taiwán) y que busca -y encuentra- aliados en la región (y fuera de ella), por lo que deben intentar establecer una especie de partenariado conjunto, no solo entre ellos, sino también con la OTAN, un pivote fundamental y que considera ese acercamiento como una vía de penetración primordial.
De hecho, para Estados Unidos, el Indopacífico es su principal preocupación geoestratégica, como quedó de manifiesto en septiembre del 2021 con la alianza AUKUS (integrada también por Australia y Reino Unido), la cual suscitó entonces los recelos de China y no pocas suspicacias entre varios de los aliados, que consideraron que Washington se estaba desentendiendo progresivamente de su rol en la Alianza para buscar asociaciones de conveniencia con socios de circunstancias, en una clara demostración de la teoría realista de las relaciones internacionales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que celebró en Madrid reuniones con Japón y Corea del Sur considera “esencial” la cooperación trilateral en asuntos regionales, especialmente en lo que respecta a Corea del Norte (estrecho aliado de China) y sus recientes pruebas de misiles.
Sin embargo, la guerra de Ucrania y la agresividad geoestratégica puesta de manifiesto por el presidente ruso, Vladimir Putin, trastocaron un tanto los planes y las iniciativas estadounidenses, que no ha tenido otra alternativa que apoyar intensamente a Kiev en términos militares y fomentar entre los aliados dicho apoyo, en particular para evitar un resquebrajamiento tal vez irreversible de la estructura de seguridad en Europa, que hasta la invasión rusa del territorio ucraniano, el pasado 24 de febrero, parecía tener firmemente consolidada.
El Concepto Estratégico señala que Rusia, la situación en Ucrania y el denominado “flanco este” con la ampliación de la organización a Suecia y Finlandia son las principales preocupaciones de la OTAN, pero no las únicas, como lo demuestran los diversos párrafos dedicados a China.
En este sentido, el documento incide en que “las ambiciones y las políticas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, seguridad y valores”, al tiempo que se refiere a las maliciosas operaciones híbridas y cibernéticas” que lleva a cabo Pekín, y a su “retórica de confrontación y desinformación” que” tienen como objetivo a los Aliados y pretenden dañar su Alianza de seguridad”.
Según los aliados China forma parte de una “competencia sistémica que desafía nuestros intereses, seguridad y valores e intenta socavar las reglas sobre las que se asienta el orden internacional”.
No se la llega a considerar una “amenaza”, como sí se hace con Rusia, pero se advierte de los riesgos que entraña si no se establecen mecanismos para contrarrestarlos, si bien también se recalca en el Concepto que se siguen buscando vías de diálogo y de “transparencia recíproca” con Pekín.
China ha reaccionado con duras críticas al Concepto Estratégico y un portavoz de su Misión ante la Unión Europea (UE) afirmó hoy que “treinta años después la OTAN aún continúa con su táctica de crear enemigos y de fomentar la confrontación de bloques”.
Para Japón es “bastante preocupante” el papel de China en el conflicto ucraniano y su estrecha relación con Rusia, a pesar de las continúas llamadas a Pekín a actuar de forma más responsable, según dijo a Efe Koichiro Matsumoto, director de comunicación internacional del gabinete del primer ministro nipón, Fumio Kishida.
Por ello, dijo el representante japonés, “vamos a elaborar una nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que sustituya a la que redactó el año 2000 y que servirá de pauta para fortalecer nuestra capacidad de defensa”.