El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó este martes de que las Sociedades de Inversión de Capital Variable (Sicav) con activos poco líquidos pueden convertirse en un elemento que amplifique los efectos de un posible impacto sobre los precios y contribuya a desestabilizarlos.
En el tercer capítulo de su Informe sobre Estabilidad Financiera Global de octubre del 2022, el FMI resaltó que este tipo de instrumentos financieros han crecido sustancialmente en las dos últimas décadas y que se estima que actualmente concentran US$ 41 billones en activos a nivel global.
Según el FMI, el problema de las Sicav se agudiza cuando estas se especializan en fondos con poca liquidez como por ejemplo bonos corporativos (a diferencia de, por ejemplo, bonos de deuda pública o participaciones industriales).
Como las Sicav permiten a sus inversores vender o comprar participaciones a diario al precio que marque el cierre del mercado, en situaciones de alta volatilidad como la actual, la falta de liquidez de los activos subyacentes se vuelve un problema considerable.
La dificultad radica en el hecho de que al inversor que vende su participación en la Sicav se le paga un precio que luego los gestores del instrumento financiero deben recuperar deshaciéndose de activos.
Si el mercado es altamente volátil, recuperar ese dinero puede ser complicado y forzar a la Sicav a vender todavía más activos, lo que a su vez amplifica el impacto negativo sobre el precio y desestabiliza el valor subyacente.
Desde el FMI apuntaron que esto crea un incentivo perverso para el resto de inversores, que lógicamente no quieren tener que pagar el coste en caída del valor de sus participaciones y por tanto pueden ver como la mejor opción tratar de vender antes de que lo hagan el resto de miembros.
Para tratar de mitigar escenarios como este, desde el Fondo proponen que los gestores de las Sicav trasladen los costes asociados a la venta al inversor que está vendiendo -es decir, que se resten del precio de mercado-, en lugar de que sean el resto de inversores quienes, de facto, terminen pagando por esa operación.