
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el martes que sería un “insulto” para su país que él no recibiera el Premio Nobel de la Paz por su supuesto papel en la resolución de varias guerras.
“¿Recibiré el Premio Nobel?”, se preguntó Trump, y luego se contestó a sí mismo: “Absolutamente no. Se lo darán a algún tipo que no hizo absolutamente nada”.
Pero no recibir el galardón “sería un gran insulto para nuestro país”, añadió en una reunión de altos oficiales militares estadounidenses.
El presidente Donald Trump prometió este martes que “resucitará el espíritu guerrero” de las fuerzas armadas de Estados Unidos que “ganó y construyó esta nación”, en un discurso ante la cúpula militar en las afueras de Washington.
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“Juntos, en los próximos años, vamos a transformar a nuestras fuerzas armadas en algo más fuerte, más recio, más rápido”, declaró Trump a los generales y almirantes estadounidenses reunidos en un encuentro poco habitual en Quantico, Virginia.
Poco antes, el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, afirmó en la misma reunión que las fuerzas armadas de Estados Unidos debe ser reformadas para acabar con “décadas de decadencia”, que, según él, fueron causadas por políticas de diversidad.
En esa reunión poco habitual con altos mandos convocados desde bases en el mundo entero, Hegseth declaró el fin de la “basura ideológica”, poniendo como ejemplos preocupaciones sobre el cambio climático, el acoso, líderes “tóxicos” y ascensos basados en raza o género.
“Vamos a poner fin a la guerra contra los guerreros”, enfatizó el secretario de Guerra, según la nueva terminología adoptada por el gobierno de Trump.
Ese nueva “mentalidad guerrera”, en palabras de Hegseth, implica que las fuerzas armadas volverán a utilizar estándares de reclutamiento y entrenamiento basados en la capacidad masculina en términos de resistencia física.
“Quiero ser muy claro: no se trata de impedir a las mujeres servir” en las fuerzas armadas", insistió. “Nuestras oficiales femeninas son las mejores del mundo, pero cuando se trate de un trabajo que requiera poder físico para entrar en combate, esos estándares deben ser neutrales, y altos”, explicó.
“Si las mujeres pueden lograrlo, excelente. Si no, pues así será”, añadió.
“Departamento de Guerra”
El Departamento de Defensa, inmune a la intervención política directa, se vio especialmente afectado por la llegada de Trump a la Casa Blanca en enero.
El despliegue de soldados en las calles de varias ciudades estadounidenses, algo muy raro en Estados Unidos, ha sido duramente criticado por la oposición demócrata.
Además, los mortales ataques en el Caribe, que destruyeron barcos que Washington aseguró que transportaban drogas, han suscitado críticas en el extranjero. Trump también ha ordenado ataques contra instalaciones nucleares iraníes y contra los hutíes, rebeldes yemeníes respaldados por Teherán.
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Con la llegada del republicano al poder también se sacudió internamente el Pentágono, que fue rebautizado Departamento de Guerra.
En mayo, Hegseth ordenó reducciones significativas en el número de altos cargos en el ejército estadounidense, incluido un recorte de al menos el 20% en el número de generales y almirantes de cuatro estrellas en servicio.
Además, desde el regreso de Trump, varios oficiales militares estadounidenses fueron empujados a dejar sus cargos. En febrero, el presidente despidió, sin dar explicaciones, al jefe del Estado Mayor Charles Brown.
También fueron destituidos el jefe de la Armada y la Guardia Costera de Estados Unidos, el subjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea y varios abogados militares de alto rango.
Elaborado con información de AFP








