Estados Unidos superó los 200,000 decesos por coronavirus, una cifra inimaginable hace ocho meses cuando la pandemia alcanzó a la nación más rica del mundo con sus laboratorios brillantes, científicos de primer nivel, reservas de medicamentos y suministros de emergencia.
“Es completamente insondable que hayamos llegado a este punto”, dijo Jennifer Nuzzo, investigadora de salud pública de la Universidad Johns Hopkins, institución que dio a conocer la cifra, la mayor en el mundo.
Se cree que el número real es mucho mayor en parte porque muchas muertes por COVID-19 probablemente se atribuyeron a otras causas, especialmente al principio, antes de las pruebas generalizadas.
El número equivale a la población de Salt Lake City o Huntsville, Alabama.
Y sigue subiendo. Al día en promedio se registran 770 decesos y un modelo de la Universidad de Washington predice que el número total de víctimas en Estados Unidos llegará a 400,000 para fin de año a medida que las escuelas y universidades vuelvan a abrir y llegue en invierno. Además, es poco probable que haya una vacuna hasta el 2021.
“La idea de 200,000 muertes es realmente muy aleccionadora, en algunos aspectos impresionante”, dijo en CNN el doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno.
Estados Unidos alcanzó el umbral seis semanas antes de una elección presidencial que seguramente será en parte un referéndum sobre el manejo de la crisis por parte del presidente Donald Trump.
Solo cinco países (Perú, Bolivia, Chile, España y Brasil) ocupan un lugar más alto en muertes por COVID-19 per cápita. Brasil ocupa el segundo lugar en la lista de países con más muertes, con alrededor de 137,000, seguido de India con aproximadamente 89,000 y México con alrededor de 74,000.
En todo el mundo, el virus ha infectado a más de 31 millones de personas y se acerca rápidamente al millón de muertes, según el recuento de Johns Hopkins, aunque se cree que las cifras reales son más altas debido a las brechas en las pruebas y los informes.