Ampliar el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) a otros países crearía “incentivos” para los inversores, afirma Eric Farnsworth, vicepresidente de la organización empresarial estadounidense AS/COA, en entrevista con la AFP.
En medio de turbulencias por las amenazas del presidente electo estadounidense Donald Trump de subir aranceles, la posibilidad de una ampliación dependerá de la evolución del propio T-MEC.
¿Está en peligro el T-MEC?
“Ahora mismo no está en peligro inminente” y “tenemos al menos un año para resolverlo”.
La revisión del acuerdo está prevista en 2026 y “entre ahora y entonces, sucederán muchas cosas, incluidas las elecciones en Canadá”.
Habrá que abordar “el impacto de la inversión china en México” y “asuntos energéticos”.
También “el tema de la inmigración” porque Trump trata de “usar el comercio y los aranceles como palanca para alentar a otros países a tomar medidas para restringir la migración a Estados Unidos”.
Si “hay avances” en estos temas, la revisión “podría ser relativamente fácil”.
¿Cree que podrían unirse otros países al tratado?
“El desafío no será legal ni técnico, será político” porque los tres gobiernos tienen que “estar de acuerdo en permitirlo” y “tendrán que decidir los parámetros” bajo los cuales “se invitaría a ciertos países a unirse”.
“Crearía incentivos inmediatos para los inversores y para que esos países realmente fortalezcan sus economías, de alguna manera, para prepararse para asumir las obligaciones del T-MEC”.
¿Qué países reúnen condiciones para integrarse?
“Tendrían que pasar una prueba de democracia” y “tener economías sólidas y climas de inversión” adecuados.
“En otras palabras, tendrían que demostrar que pueden cumplir con las obligaciones del acuerdo comercial y eso para algunos será más fácil, para otros más difícil”.
En el primer tramo se podría sugerir “Costa Rica, República Dominicana, Panamá” y “si se quisiera ser creativo, incluir a Uruguay, pero sería más complicado porque no tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos”.
En un segundo nivel estarían “Guatemala, El Salvador, Honduras” porque “tienen más trabajo que hacer en el frente económico”.
“Un país como Nicaragua presumiblemente nunca tendría acceso bajo el actual gobierno” del mandatario Daniel Ortega.
Se podrían añadir países del Caribe como “Jamaica”.
Si América del Norte utilizara “esta plataforma para expandir el comercio y construir cadenas de suministro, sería un vehículo muy interesante y, francamente, revolucionario” porque crearía incentivos “que hasta ahora, realmente no han existido”.
Es curiosa la propuesta en un momento en el que aumenta la presión en Canadá para sacar a México del T-MEC debido a su relación comercial con China...
“La primera batalla” es “asegurarse de que el T-MEC continúe. (...) No quiero adelantarme y dar por hecho que todo va a ir bien”. Tal vez “ciertos segmentos cambien” pero “la estructura básica del acuerdo se mantendrá”.
¿Sobreviviría el tratado a los aranceles que Donald Trump promete imponer?
“Habrá que ver”, por ahora “todo esto es especulación”.
Si cumple su amenaza “Canadá y México tendrán que decidir qué les conviene”.
“Sospecho que ninguno de ellos se retirará del T-MEC” debido a que “el impacto negativo final sería mucho mayor” que lidiar con la situación.
En 2005, se creó el tratado de libre comercio entre Centroamérica y Washington (CAFTA-DR) para promover el desarrollo y prevenir la migración. El resultado parece mitigado. ¿Cómo lo explica?
“El CAFTA fue la línea de partida, no la de llegada; el problema es que muchos pensaron que era la línea de llegada”.
“Permite que gran parte de Centroamérica sea más competitiva” pero solo si “los países toman medidas”.
Además el propio acuerdo “restringió intencionalmente algunas de las importaciones de América Central en aquellos sectores en los que la región es más competitiva” como el azucarero, la agricultura y los textiles.
Se hizo porque son “productos muy sensibles políticamente en Estados Unidos”.
Por último, “y no hay nada que se pueda hacer al respecto”, está “el atractivo” para la migración. Aunque las cosas fueran bien siempre “habría gente que optaría por emigrar a Estados Unidos, porque la economía estadounidense funciona muy bien”.