Un estudio difundido por The Lancet confirma el primer caso de reinfección por COVID-19 detectado en un paciente de Estados Unidos, lo que sugiere que la exposición al virus no se traduce necesariamente en la inmunidad total.
A nivel mundial se trata del quinto episodio confirmado de reinfección, de acuerdo con esa publicación.
Verificado mediante una secuencia genética, un paciente de Nevada dio positivo por dos infecciones de SARS-CoV-2 en un plazo de 48 días, lo que confirmó, según subraya el citado estudio, que una segunda infección puede ocurrir en un breve marco temporal y que puede ser más grave que la primera.
Los hallazgos revelados apuntan asimismo a que la exposición al COVID-19 podría no traducirse en una total garantía de inmunidad aunque, con relación a este punto, el estudio advierte de que aún es necesario investigar más los casos de reinfección.
En ese episodio de reinfección por coronavirus -el primero identificado en ese país- los expertos hallaron evidencias de un individuo, sin desórdenes inmunitarios conocidos ni problemas médicos subyacentes, infectado con SARS-Co-2 en dos ocasiones separadas.
El paciente, de 25 años y residente de Washoe County (Nevada), se infectó con dos variantes de COVID-19 en un periodo de 48 días y dio negativo entre ambos incidentes.
La segunda infección fue más grave que la primera y el enfermo tuvo que ser hospitalizado y precisó de tratamiento con oxígeno.
Los autores del estudio alertan de que con independencia de si una persona ha sido previamente diagnosticada o no por COVID-19 se deben adoptar idénticas precauciones para evitar contagios.
Según The Lancet, tras dar positivo por coronavirus el pasado abril, el citado paciente dio negativo en dos ocasiones diferentes, pero en junio, tras experimentar síntomas graves asociados con el virus como fiebre, dolor de cabeza, mareo, tos, náuseas y diarrea, fue hospitalizado y dio positivo por segunda vez.
Desde entonces, ya ha sido dado de alta y se ha recuperado de esa segunda infección.
“Aún hay muchos factores desconocidos sobre las infecciones por SARS-CoV-2 y la respuesta del sistema inmunitario, pero nuestros hallazgos indican que una infección previa por SARS-CoV-2 podría no proteger necesariamente contra una futura infección”, destaca el autor principal del estudio, Mark Pandori, del Laboratorio de Sanidad Pública del Estado de Nevada -ubicado en la Universidad de Nevada (EE.UU.)- y de la Escuela de Medicina de Reno.
El experto considera que “es importante tener en cuenta que esto es un hallazgo singular y no proporciona una generalización de este fenómeno”.
“Si bien se necesitan más investigaciones, la posibilidad de reinfecciones podrían tener implicaciones significativas para nuestro conocimiento de la inmunidad del COVID-19, especialmente en ausencia de una vacuna efectiva”, observa.
Pandori agrega que “los individuos que han dado positivo por SARS-CoV-2 deberían seguir adoptando serias precauciones cuando se trata del virus, como mantener la distancia social, llevar máscaras y lavarse las manos”.
El estudio recoge que los genomas de las muestras del virus de ese paciente fueron secuenciados en abril y junio, mostrando diferencias genéticas significativas entre ambos casos, lo que implica que el paciente se infectó dos veces de SARS-CoV-2.
Al menos se han detectado otros cuatro casos de reinfección del virus a nivel global en Bélgica, Países Bajos, Hong-Kong y Ecuador aunque solo en el caso detectado en este último país el segundo episodio de reinfección fue peor que el primero.
Los autores presentan varias hipótesis para explicar la mayor gravedad del segundo episodio de reinfección, entre ellas que el paciente hubiera sido expuesto la segunda vez a una gran dosis viral que hubiera ocasionado una reacción más aguda o que se hubiera encontrado con una versión más virulenta del virus.
Pero también se baraja la pequeña posibilidad de una infección continua que implicara alguna forma de que el virus se hubiese “reactivado”.
Pandori admite que, en general, “hay una falta de secuenciación genómica amplia de casos de positivos de COVID-19 tanto en Estados Unidos como a nivel mundial, así como una ausencia de test, que limita la habilidad de los investigadores y autoridades sanitarias de diagnosticar, supervisar y obtener historial genético del virus”.