La Ley de Reducción de la Inflación de US$ 437,000 millones que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este martes está enfocada en proponer soluciones climáticas, subsidios de salud y alivio de la sequía.
La medida traerá grandes cambios a la industria automotriz, e impulsará a los fabricantes de automóviles a través de incentivos a acelerar la producción de los llamados vehículos limpios en un esfuerzo por cumplir con los objetivos ambientales.
Sin embargo, no hablamos de bonanza, en tanto que hay mucho en la letra pequeña que provocará quejas entre los fabricantes de automóviles y sus cabilderos. La principal de esas preocupaciones: las restricciones que limitan gradualmente los créditos fiscales a los vehículos que se ensamblan en Norteamérica y que contienen baterías fabricadas con materias primas provenientes únicamente de países que tiene acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.
Aquí una lista de cinco cosas que cambiarán en el corto plazo para los fabricantes de automóviles bajo la nueva ley:
- De inicio, calificarán menos vehículos eléctricos. La nueva regla que exige el ensamblaje en América del Norte eliminará 50 de los 72 modelos que actualmente son elegibles para los créditos fiscales de US$ 7,500 y que los hacen atractivos para los compradores, dijo Alliance for Automotive Innovation. Y se vuelve aún más difícil: cuando las reglas de materia prima entren en vigencia en el 2023, Alliance dice que la cantidad de vehículos que actualmente califican se reduciría a cero.
- Eliminará el límite de cuántos vehículos eléctricos son elegibles. Según la política anterior, solo los primeros 200,000 vehículos eléctricos vendidos por un fabricante determinado calificaban para los créditos, lo que irritaría a General Motors Co., Tesla Inc. y Toyota Motor Co., todos los cuales habían superado el límite. A partir del próximo año, sus vehículos volverán a ser elegibles, siempre y cuando cumplan con los nuevos requisitos.
- Los vehículos eléctricos usados, al menos los baratos, se unirán a la fiesta. A partir del 31 de diciembre, el crédito de US$ 4,000 estará disponible para autos eléctricos usados, siempre y cuando los vehículos eléctricos tengan un precio de no mayor a US$ 25,000 y los ingresos del comprador superen los US$ 75,000 para un contribuyente que presenta una sola declaración o US$ 150,000 para contribuyentes conjuntos. También por primera vez, a partir del 2024, los consumidores que compren vehículos eléctricos nuevos o usados en concesionarios registrados podrán recibir descuentos en el punto de venta equivalentes al valor de sus créditos.
- Empresas también recibirán estímulos. Los vehículos comerciales que no funcionan con un motor de combustión interna podrán calificar para un crédito fiscal máximo de US$ 7,500, con parte del valor determinado por las restricciones de peso.
- No se trata solo de vehículos eléctricos. La energía de hidrógeno se incluirá por primera vez, en virtud de una disposición que amplía la definición de un “automóvil limpio” para incluir modelos alimentados por celdas de combustible. Anteriormente, había un crédito por separado para vehículos de ese tipo.