El voraz apetito de China por la soja sudamericana se ha extendido hasta un período típicamente dominado por Estados Unidos, en una mala señal para los productores de ese país cuando comienza su cosecha.
Los importadores han solicitado al menos 20 cargamentos desde Brasil y Argentina durante las últimas dos semanas para su entrega a China durante octubre, noviembre y diciembre, según personas familiarizadas con el asunto. Ya en julio, los compradores chinos comenzaron a comprar el cereal brasileño para su entrega en el cuarto trimestre.
Brasil se ha visto beneficiado por una cosecha abundante, lo que ha permitido al país ofrecer soja a precios más bajos que otros productores. Esto ha dejado a los proveedores estadounidenses con una ventana más pequeña de lo habitual para vender a los compradores chinos.
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“Brasil todavía tiene muchos frijoles baratos”, dijo Rosa Wang, analista de la consultora de productos básicos Shanghai JC Intelligence. Si los precios se mantienen bajos, es probable que los importadores sigan comprando cargamentos al productor sudamericano, añadió.
La temporada alta de suministro estadounidense a China suele ser de octubre a febrero, antes de que comience la nueva cosecha brasileña. La demanda china está parcialmente cubierta para noviembre, pero la ventana de importación permanece prácticamente abierta para diciembre y enero, según operadores y analistas.
En los primeros ocho meses de 2023, China importó alrededor de 48 millones de toneladas de soja brasileña, un 17% más que hace un año, según datos de aduanas.
Una limitación adicional para los productores estadounidenses provendrá de su propio país. Los niveles de agua en el río Misisipi, que transporta casi la mitad de las exportaciones agrícolas del país, han estado cayendo desde junio, lo que ha restringido el volumen de cultivos permitido en cada embarcación.
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