Madre de una pequeña de un año, la ecuatoriana Maritza Reyes pasó de ser secretaria a convertirse en una de las pocas mujeres operadoras de maquinaria minera pesada en Suramérica, labor que realiza a decenas de metros bajo tierra en la mina de oro más grande de su país.
De 30 años, Maritza opera la maquinaria llamada “Jumbo”, una unidad de perforación equipada con uno o varios martillos perforadores sobre brazos hidráulicos que tienen diversas brocas, para excavar los túneles de mina aurífera Fruta del Norte, una de las dos minas a gran escala que se encuentra en actividad en Ecuador desde 2019.
Nacida en la localidad rural Los Encuentros, en la sureña provincia amazónica de Zamora Chinchipe, donde trabajaba como secretaria, Maritza comentó a EFE que le gustan “las metas más complicadas”.
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“La minería es algo en lo que a las mujeres no se ha visto aquí, y (la minera canadiense) Lundin Gold dio la oportunidad. Al inicio fue algo sorprendente porque nunca se ha escuchado que las mujeres vayan (pues), de por sí, es un trabajo un poco más pesado, más riesgoso”, dijo.
Sin embargo, se mostró tranquila por el desarrollo de su actividad por los estándares de seguridad que aplica la empresa operadora de Fruta del Norte, que extrae un promedio anual de 375.000 onzas de oro, y que tiene reservas aproximadas probadas y probables de 5,02 millones de onzas.
“Esto es algo sorprendente, muy bonito”, apuntó al explicar que, más que fuerza, para operar la maquinaria, se necesita destreza. Trabaja en un régimen de 23 días en la concesión minera La Zarza, donde está Fruta del Norte, para luego gozar de una docena de días libres.
“Sí, es un poco duro separarse de los hijos. Mi niña apenas tiene un añito. Al inicio es un reto muy grande, pero lo que más me llena de tranquilidad es que mi esposo es una persona responsable, y lo ha demostrado, más que todo, cuidando a mi niña”, comentó.
Durante su embarazo realizó momentáneamente actividades de menor riesgo en oficinas, y tras la licencia de maternidad y de lactancia retornó a la perforación de la mina, que alcanza los 372,7 metros de profundidad en línea vertical desde la superficie.
Sin distinción de género
A decenas de metros bajo tierra, en un recorrido por la mina al que EFE fue invitada, el boliviano Gustavo Canchari, instructor de operadores, detalló que la maquinaria manejada por Reyes pesa alrededor de 40 toneladas.
El primer equipo que manejó Maritza fue un camión de acarreo, pero por su alto desempeño la seleccionaron para el “jumbo”, explicó Canchari a EFE.
Su proceso de formación incluyó 600 horas: las primeras 200 horas acompañó a un operador autorizado, las siguientes 200 tuvo entrenamiento con un instructor permanente y las restantes operó el equipo sola.
Aunque hay varias mujeres operadoras de camiones, Maritza “es la primera en manejar un equipo de perforación lineal en Ecuador y, me animo a decir, que es la primera en Sudamérica”, comentó el instructor que ha formado personal en minas de varios países. Mina en actividad las 24 horas
Al descender por la mina se observan en la parte superior derecha del túnel varias tuberías de drenaje y otras por las que ingresan servicios como agua y aire, mientras que en la izquierda aparecen tuberías con cables de internet y electricidad de varios voltios.
Unas cuantas gotas de agua que caen desde el techo, en un primer tramo, recuerdan que la mina se abre paso bajo el río Machinaza, pero las filtraciones no representan peligro para la mina, aseguró Canchari, quien supervisa las operaciones.
La mina opera las 24 horas, con distintos turnos de trabajadores, entre ellos varias mujeres de diversas profesiones.
A 270 metros bajo tierra, donde hay un férreo control de la calidad del aire, está en construcción un taller de más de cien metros de longitud y diez de altura, para el mantenimiento de los vehículos, a fin de optimizar tiempos y elevar la productividad de la mina, donde Maritza forja su economía en beneficio de su familia, a la que planea ampliar con otro bebé en el futuro.
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