La economía de China se desaceleró en marzo por un fuerte retroceso del consumo, los bienes raíces y las exportaciones, lo que restó brillo a las positivas cifras de crecimiento del primer trimestre y deterioró una perspectiva ya debilitada por las restricciones del COVID-19 y la guerra de Ucrania.
El mayor desafío inmediato para Pekín son las estrictas reglas sobre el coronavirus en momentos de graves riesgos geopolíticos que han intensificado las presiones sobre la oferta y los costos de las materias primas, dejando a las autoridades chinas en la cuerda floja en el intento por estimular el crecimiento sin poner en peligro la estabilidad de precios.
El Producto Bruto Interno (PBI) se expandió 4.8% en el primer trimestre respecto a igual periodo del año anterior, mostraron el lunes datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, superando las expectativas de los analistas de un aumento de 4.4%. La cifra también representa un repunte desde el avance de 4% en el cuarto trimestre.
Un inicio sorprendentemente fuerte en los dos primeros meses del año mejoró las cifras generales y permitió un aumento del PBI de 1.3% en el período enero-marzo en términos intertrimestrales, en comparación con las expectativas de un avance de 0.6% y un crecimiento revisado de 1.5% en el trimestre anterior.
Pero analistas dicen que los datos de abril probablemente serán magros, dado que los confinamientos en la ciudad más grande de China, Shanghái, y en otras ciudades del país han tenido efectos prolongados, llevando incluso a algunos expertos a advertir sobre un creciente riesgo de recesión.
“Se espera un mayor impacto derivado de los confinamientos, no solo porque ha habido un retraso en la entrega de los suministros básicos diarios, sino también porque las medidas agregan incertidumbre a los servicios y las operaciones de fábricas que ya han mermado al mercado laboral”, dijo Iris Pang, economista y jefa de asuntos de China continental en ING.
“Es posible que tengamos que revisar de nuevo nuestras previsiones del PBI si el apoyo fiscal no llega a tiempo”, manifestó.
Las acciones de China cayeron el lunes, probablemente como reacción a las cifras de marzo y una perspectiva débil para el año. El índice referencial CSI300 bajó 0.6%, mientras que el Índice Compuesto de Shanghái cedió 0.5%.
Los datos sobre la actividad de marzo mostraron que las ventas minoristas se contrajeron en su mayor nivel sobre una base anual desde abril del 2020 debido a las restricciones por el COVID en todo el país. Las ventas bajaron un 3.5%, por sobre las expectativas de una disminución de 1.6% y tras un aumento de 6.7% en el periodo enero-febrero.
En tanto, el mercado laboral empezó a mostrar signos de deterioro en marzo, un mes generalmente sólido porque las fábricas reanudan la contratación después de las vacaciones del Año Nuevo Lunar.
La tasa de desempleo basada en encuestas a nivel nacional de China se situó en 5.8% en marzo, la más alta desde mayo del 2020, mientras que en las 31 ciudades más grandes el nivel de desocupación se ubicó en un récord de 6%.