Recuperarse de la enfermedad producida por el COVID-19 implica que algunas personas lleven tratamientos por las secuelas que les dejó el virus. Muchos, incluso, han tardado meses en volver a sentir el gusto a las comidas.
Así como existen personas que perdieron por completo la habilidad para percibir el gusto, hay quienes no logran recuperar el olfato a corto plazo; por el contrario, un sector de la población mundial está padeciendo de parosmia, un trastorno que genera olores y sabores desagradables incluso en sustancias muy aromáticas.
“De un día para otro todo me sabía asqueroso, todo me olía asqueroso, pero literal hasta la pasta de dientes, el champú, el desodorante, no solo era comida”, señaló Ana Karen Weinberger a CNN.
Tras meses de contagiarse del coronavirus, la joven mexicana de 24 años notó un cambio drástico en los sabores y olores. “sentía que de un día para otro ya no podía comer igual, ya todo me olía horrible”, relató.
Vivir con olores desagradables
Para el Dr. Pavel Loeza Magaña, médico especialista en rehabilitación en el Hospital 20 de Noviembre en la Ciudad de México, la parosmia es una alteración desagradable de olores.
“¿Qué tan frecuente es? Es más frecuente que persista la anosmia, pérdida del olfato, que la parosmia, pero entre personas que ya tienen larga evolución, empieza a modificarse hacia la parosmia”, señaló.
Esta alteración logra afectar a jóvenes y niños, asegura. Un estudio publicado en mayo de 2021 confirma lo dicho por Loeza: de 268 personas que sufrieron parosmia por COVID-19, el 70,1% tenía 30 años o menos y en el 73,5% de los casos eran mujeres.
“Recuerdo que en ese momento entré en pánico porque no quería que todo me oliera a podrido por más de 6 meses”, aseguró Lioska Pérez, una joven venezolana que padeció de parosmia como secuela del COVID-19.
“Los primeros días fueron una pesadilla total, principalmente porque la carne y el pollo, lo cual es lo que uno usualmente consume todos los días como proteína, me sabían muy mal, muy mal. No podía comer, de verdad que no podía comer de lo desagradable que era el olor y el sabor”, señaló angustiada.
Pérez indicó que los olores llegan a ser tan desagradables que pierde el apetito, por lo que logró bajar de peso.
“Haz de cuenta que una combinación de agua estancada, con el olor a caño y si oliste alguna vez olido un animal muerto, esos tres en uno”, explicó Weinberger, recordando los inicios de la parosmia en ella.
Entrenar los sentidos
El Dr. Loeza señaló que la parosmia provoca un daño en el nervio. “No es que tengas algo que te altera el sabor, el olor, sino que el nervio que conduce está dañado y entonces no, no ha habido una forma, no ha habido medicamentos que resulten”, recalcó.
Su recomendación principal es que a penas uno empieza a sentir estos olores desagradables, deberá recurrir a su médico. Como otra opción, sugirió realizar un tratamiento de aromaterapia para reeducar al sistema sensorial e indicó que, con el tiempo, la gran mayoría de personas que sufren parosmia se recuperan.
“Sí hay algunos que no se han recuperado, así que como te digo [pasa] más de un año y siguen sin percibir nada, pero la mayoría, la gran mayoría, se ha recuperado”, indicó.