Cartagena.- Las calles del centro histórico y las playas de Cartagena de Indias están desiertas, como las habitaciones de los hoteles, los bares y los restaurantes, una situación sin precedentes en esta ciudad caribeña, meca del turismo de Colombia, por la pandemia del coronavirus.
En las playas, usualmente atiborradas de extranjeros y de vendedores, hoy se ven más pájaros que personas, mientras que en el centro histórico y en el barrio de Getsemaní el silencio es sepulcral, sin cartageneros ni turistas, por la cuarentena en vigor desde finales del mes pasado.
Al borde de la quiebra
“Creo que puedo aguantar unos tres meses, siempre y cuando el dueño de la casa donde está el local nos ayude al no cobrarnos el arriendo en estos meses y nos dé plazo para pagarlos de manera diferida”, dice María Pardo, propietaria del Bar Tasca María que tiene más diez años funcionando en Getsemaní.
Su situación es la de muchos, no solo a la hora de hablar de bares o de restaurantes, pues según la Corporación Turismo Cartagena de Indias (Corpoturismo) solo el año pasado la ciudad, capital del departamento de Bolívar, recibió a más de 520.000 visitantes extranjeros.
“Nuestra clientela está compuesta en un 70 % por extranjeros”, agrega Pardo, quien manifiesta que cuando termine la crisis por el COVID-19 “la recuperación del negocio tardará unos tres o cuatro meses porque la llegada nuevamente de turistas tardará un buen tiempo en normalizarse”.
Su bar está en Getsemaní, un barrio que en 2018 fue incluido por la revista Forbes entre los 12 más “cool” del mundo junto al Sants (Barcelona), Amsterdam Noord (Amsterdam) y Navy Yard (Washington), entre otros.
Hoteles vacíos
“La hotelería está paralizada”, dice el presidente ejecutivo de Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), Gustavo Toro.
La situación de Cartagena es igual en toda Colombia y los únicos hospedajes que aún permanecen abiertos son los que alojan a “personas que quedaron atrapadas en el país luego de que se cerraron las fronteras”, en marzo pasado.
“Veo la situación muy compleja, hoy estamos en un 5 % de ocupación en promedio en todo el país, o sea prácticamente los hoteles están cerrados”, añade Toro.
El presidente de Colombia, Iván Duque, ordenó el cierre de todas las fronteras terrestres, marítimas y fluviales desde el 17 de marzo y seis días entró en vigor la suspensión por 30 días del ingreso de viajeros del exterior.
El mandatario también declaró la emergencia sanitaria hasta el 30 de mayo, aunque Toro es consciente de que “la pandemia no se va acabar” ese día.
“La gran incógnita es saber cuándo pasará este chaparrón, sabemos que la emergencia va hasta el 30 de mayo pero no sabemos si automáticamente ese día se acabe el problema, si hayamos superado esta dificultad”, asegura.
Toro sabe que el sector “tardará todo el año en recuperarse” y que cuando haya “más o menos” una normalidad se mantendrán “restricciones de acercamiento social, de aglomeraciones, de reuniones”, mientras se encuentra “una vacuna o una salida”.
Pequeños y grandes empresarios, todos afectados
Juliana Bedoya vive de la renta que le dejan las 22 habitaciones que administra y alquila a turistas, la mayoría de ellos mochileros que llegan a Cartagena de Indias en busca de una opción más económica para su estancia.
“En total tenemos 22 habitaciones y su ocupación promedio es superior al 70 % , pues la temporada de enero a marzo es muy buena. Ahora estamos en un 20 %”, lamenta la pequeña empresaria, que ya no tiene cómo “pagar los alquileres de los inmuebles” en abril.
“Básicamente estamos muertos”, añade, y explica que hoy sólo tiene “cinco habitaciones ocupadas por extranjeros que quedaron atascados en Cartagena y no pudieron salir del país y retornar a sus lugares de origen”.
Las habitaciones están ubicadas en cuatro casas, de las cuales ahora sólo tiene operativas dos y dependen “de que los propietarios nos ayuden en este momento; no sabemos si nos van a pedir que entreguemos alguno de los inmuebles”.
También vive días complicados la cadena Accor, sexto grupo mundial del sector que tiene 18 hoteles en Colombia con más de 2.400 habitaciones.
En un cuestionario respondido por correo, la cadena señaló que como medida de contención ha “brindado orientación” a sus hoteles “en términos de planes de continuidad comercial, así como la implementación de mayores medidas de limpieza y desinfección de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
En ese sentido, Accor (con presencia en Colombia con las marcas Ibis, Ibis Budget, Novotel, Mercure, Sofitel y Sofitel Legend) ha “adoptado condiciones flexibles para los viajeros de todo el mundo” en “términos de cancelación o modificaciones para los viajeros con reservas nuevas o existentes hasta el 30 de abril de 2020”.
Medidas gubernamentales
Para “minimizar el impacto”, el viceministro de Turismo, Julián Guerrero, dijo que se aplazaron las obligaciones parafiscales del primer semestre para el segundo.
“Ahí dependerá de cómo evolucionen las circunstancias y es posible que haya lugar a aplazamientos posteriores”, manifestó.
También se aplazaron “el pago del IVA y del impuesto de renta y complementarios, que también tienen que pagar los hoteles y otros prestadores de servicios turísticos”, con el fin de aliviar la carga de estas compañías.
Esto debe ser aprovechado por el turismo del país y, en palabras de la presidenta de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), Paula Cortés, también deben plantearse estrategias que les permitan estar preparados para el momento de la reactivación.
“El pesimismo no es una opción. El turismo ha demostrado tener la fuerza para sobrevivir ante desafortunados escenarios de índole nacional e internacional”, concluye.