El Gobierno de Hong Kong y la rama del Ministerio de Asuntos Exteriores de China en la ciudad arremetieron el viernes contra un informe en el que Reino Unido criticaba los planes de Pekín para introducir una nueva legislación de seguridad nacional, argumentando que eran opiniones “sesgadas” y que suponían una injerencia en asuntos internos.
El Gobierno británico dijo que la legislación propuesta para Hong Kong era una clara violación de las obligaciones internacionales de China y un incumplimiento de la fórmula “un país, dos sistemas”, con la que ha gobernado la antigua colonia británica desde su traspaso en 1997.
El ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, dijo que la solución a los disturbios que han durado un año en la ciudad gobernada por China, marcados por protestas a veces violentas, debe venir de Hong Kong, no de Pekín.
El comisario del Ministerio de Relaciones Exteriores de China en Hong Kong dijo que Reino Unido “ha pisoteado seriamente los principios del derecho internacional, incluida la no injerencia en los asuntos internos de otros países”.
El Gobierno de Hong Kong dijo que se oponía firmemente a las “observaciones inexactas y sesgadas”.
Las autoridades locales y de Pekín han insistido en que la legislación se centrará en un número reducido de “alborotadores” que representen una amenaza para la seguridad nacional y que no limitará las libertades ni perjudicará a los inversores.
El cruce de comentarios sobre la nueva normativa, cuya aplicación está prevista para el mes de setiembre, se produce en un momento en que Hong Kong celebra el aniversario de un importante cambio de rumbo en el movimiento prodemocrático de la ciudad.
El 12 de junio del año pasado, la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes que protestaban contra un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a la China continental.
Fue la primera respuesta de este tipo por parte de la policía, que ha argumentado que se necesitaba un “mínimo” de fuerza para restaurar la ley y el orden, pero la medida radicalizó a muchos moderados en Hong Kong.
Aunque aquel proyecto de ley fue retirado más tarde, el movimiento evolucionó hacia llamamientos generalizados en favor de la democracia ante el temor a que Pekín quiere aumentar el control sobre la antigua colonia británica.