En los últimos 30 años, Chile -uno de los pocos países miembros de la OCDE en la región- redujo fuertemente los índices de pobreza, abrió su economía a través de acuerdos comerciales con decenas de mercados, atrajo inversiones y creció sostenidamente. (Photo by Martin BERNETTI / AFP)
En los últimos 30 años, Chile -uno de los pocos países miembros de la OCDE en la región- redujo fuertemente los índices de pobreza, abrió su economía a través de acuerdos comerciales con decenas de mercados, atrajo inversiones y creció sostenidamente. (Photo by Martin BERNETTI / AFP)

Chile tiene cierta reputación entre sus vecinos: un país estable y serio en una región de constantes agitaciones políticas y crisis económicas. No obstante, esa identidad ahora está en juego mientras el país se dirige a unas polarizadas elecciones el domingo donde los favoritos son diametralmente opuestos.

Según las últimas encuestas publicadas hasta 15 días antes de los comicios, los favoritos para llegar al balotaje son el conservador José Antonio Kast y el exlíder estudiantil izquierdista Gabriel Boric, impulsados por votantes que exigen cambios desde las masivas protestas de hace dos años y que ahora podrían forzar el mayor cambio político en décadas.

Ambos representan tendencias que se desmarcan de los llamados “30 años” de gobiernos de centroizquierda y centroderecha a partir de 1990 -la histórica Concertación y sus opositores- que tuvieron el poder en la era postdictadura y que dieron fama y estabilidad al país.

Si surge el escenario de Boric versus Kast, representa el cambio más significativo en el paradigma político desde 1990″, dice a Reuters Nicholas Watson, analista de la consultora Teneo.

No ha sucedido de la noche a la mañana, pero es parte del proceso que estalló en octubre del 2019 y representa la contienda entre cambio versus continuidad”, agregó.

Uno de los candidatos, apoyado por el Partido Comunista, quiere terminar con el “modelo neoliberal”, mejorar las pensiones, elevar el salario mínimo, entre otras medidas. El otro, propone reducir el tamaño del Estado, bajar impuestos y al mismo tiempo impulsar la economía, también señalando que su foco son las “urgencias sociales”.

Y ambos han sido cuestionados por analistas que los consideran demasiado optimistas en un contexto de alta incertidumbre, crecientes demandas sociales alentadas por el estallido social, una economía recalentada, una inflación al alza y la redacción de una nueva Constitución.

De que hay una ruptura, la hay”, dice el analista político Cristóbal Bellolio. Las protestas sociales son “una impugnación del relato oficial de progreso que Chile se contaba a sí mismo y al resto del mundo”.

“Un cambio”

En los últimos 30 años, Chile -uno de los pocos países miembros de la OCDE en la región- redujo fuertemente los índices de pobreza, abrió su economía a través de acuerdos comerciales con decenas de mercados, atrajo inversiones y creció sostenidamente.

Indicadores del Banco Mundial sobre Estado de Derecho, regulación, gobernanza y estabilidad política muestran que Chile supera con creces a vecinos como Brasil, Argentina, Colombia y Perú.

Sin embargo, los críticos de este modelo dicen que ese crecimiento y bienestar no alcanzó para todos. Las demandas aglutinadas en la ola de protestas apuntaban a la deficiencia de servicios públicos como salud y educación o a las bajas pensiones.

Chile hoy necesita con urgencia un cambio”, dice Luz Vergara, de 37 años, asistente de una empresa de ingeniería en Santiago que vota por Kast. “Y si bien ningún candidato me representa al 100%, Kast me da cierta seguridad”.

En Chile el voto es voluntario y suele haber altas tasas de abstención. Eso, sumado a la prohibición de publicar encuestas en las dos semanas previas a las elecciones, hace difícil adelantar resultados.

Los candidatos que siguen a Boric y Kast en las preferencias son la exministra y senadora democratacristiana Yasna Provoste, el oficialista Sebastián Sichel y el varias veces candidato presidencial de centroizquierda Marco Enríquez-Ominami. Todos son vistos como continuadores o reformadores del modelo.

Provoste es la carta de la antigua Concertación y Sichel el candidato de la derecha oficialista. Ninguno de los dos ha despegado en las encuestas.

Pero sea quien sea que llegue al gobierno, no tendrá un escenario fácil.

En un reciente informe, el Banco Central alertó sobre el recalentamiento de la economía y el riesgo de un eventual cuarto retiro parcial de fondos de pensiones, una medida que se discute actualmente en el Congreso. La incertidumbre ha intensificado este año la salida de capitales iniciada desde el estallido social, dijo el organismo.

Además de las complejidades económicas, el mayor productor global de cobre enfrenta desafíos políticos de cara a unas presidenciales que también incluyen una elección de congresistas: Persisten las protestas en Santiago, aunque con menos fuerza; el sur está agitado por un conflicto con comunidades de la etnia mapuche y, en paralelo, una asamblea redacta una nueva Constitución.

La forma en que se ve a Chile desde el exterior dependerá de cómo se vea la nueva Constitución y de la medida en que aumente las obligaciones de gasto del Estado”, señala Watson.

Asuntos relativos a la propiedad privada, la autonomía del Banco Central y la política fiscal serán analizados “muy de cerca” por los inversionistas, añade.

Pero los votantes de Boric también mencionan, y esperan, cambios y transformaciones.

Romina Aliaga, ingeniera ambiental de 28 años, dice que el programa del candidato “se alinea con las mejoras que necesitamos como país, para poder avanzar y no retroceder en temas como políticas medioambientales, igualdad de género, aborto. Son asuntos que a mí me interesan mucho”.

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