El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell, señaló que Europa debe “armarse moralmente”, “protegerse económicamente” y “preparase para lo peor” tras la agresión de Rusia a Ucrania.
“Ante esta situación, la más peligrosa a la que nos hayamos enfrentado en Europa desde el fin de la guerra fría, tenemos que armarnos moralmente, protegernos económicamente y prepararnos para lo peor, elevando constantemente el nivel de nuestra capacidad de disuasión y nuestro poder de represalia política y militar”, escribe en una tribuna que publica el vespertino Le Monde.
El jefe de la diplomacia europea recordó que Europa ha debido afrontar conflictos y guerras tras la Segunda Guerra Mundial, como fue el caso tras la desintegración de la antigua Yugoslavia, pero considera que ningún conflicto en suelo europeo había tenido esta gravedad.
“Con un agresor súper armado, dotado de armas nucleares y determinado a destruir una nación a la que simplemente le niega el derecho a existir”, señaló Borrell.
El responsable europeo indicó que Europa “no quiere una confrontación con el pueblo ruso”, ambos unidos por fuertes vínculos históricos y culturales, y alabó el comportamiento de los ciudadanos rusos que han protestado contra esta agresión.
“Esta situación implica, probablemente, un largo y difícil enfrentamiento con un agresor decidido, empeñado en asegurar su supervivencia”, apuntó.
Para Borrell, el fondo de la cuestión se encuentra en la naturaleza “cada vez más autoritaria del régimen de Vladímir Putin” y en su “convicción profunda de que la extensión de la libertad y la democracia hacia sus fronteras constituiría una amenaza existencial para su poder”.
“Se trata de un final premeditado del patio de recreo democrático de Ucrania”, añadió.
Borrell, que comparó lo que Putin describe como una “operación militar” en Ucrania con la invasión de Checoslovaquia en 1938 por Adolf Hitler, cuestionó las intenciones de Rusia.
“¿Quién nos dice que después de invadir Ucrania, para salvar a los rusoparlantes del ‘genocidio’ que el ‘nazi’ Zelenski quería perpetrar, y tras devorar a Bielorrusia, un Vladímir Putin envalentonado no querría ‘salvar’ el enclave de Kaliningrado y ocupar el corredor que lo une a Bielorrusia a través de Polonia y Lituania para ‘proteger’ a las minorías rusas de los países bálticos?”, planteó.
Borrell señaló que, en lo inmediato, hay que adoptar sanciones personales y financieras fuertes contra una potencia “peligrosa y desinhibida”, pensar otras formas de ayuda a Ucrania y a su legítimo Gobierno en caso de que éste sea sustituido por un “régimen fantoche” prorruso e interpelar a la comunidad internacional en la ONU sobre el comportamiento agresivo de Moscú.
“Es esencial permanecer unidos y decididos, tanto dentro de la UE como de la OTAN, porque solo la fuerza de nuestra unión puede poner en jaque a Putin, que siempre imagina una Europa débil, sin carácter o dividida. Europa no puede ganar esta confrontación sin aprender a hablar el lenguaje del poder”, defendió.