El presidente más joven del mundo, el chileno Gabriel Boric, activó las alarmas sobre el riesgo de disturbios sociales, recordando a sus colegas más experimentados reunidos en las Naciones Unidas que ese descontento que estalló localmente se pueda repetir en todo el mundo.
En un apasionado discurso en el que pidió una mayor rendición de cuentas del Gobierno, Boric dijo en la Asamblea General de la ONU que las manifestaciones que provocaron decenas de muertes, destruyeron la infraestructura pública y generalizaron el vandalismo a fines del 2019 fueron el resultado de años de injusticia. La indignación por la desigualdad y los servicios básicos deficientes puede provocar levantamientos en otros países, sostuvo.
”Los quiero invitar a anticiparse, anticiparnos todos juntos en la búsqueda de una mayor justicia social”, dijo Boric el martes en su debut en la ONU, provocando un gran aplauso. “Distribuir de mejor manera la riqueza y el poder debe ir de la mano con un crecimiento sostenible”.
Boric, exlíder estudiantil, saltó a la fama durante las manifestaciones observadas en todo el país y obtuvo la presidencia el año pasado en lo que inicialmente se consideró una campaña con pocas posibilidades éxito. A sus 36 años, es visto como el nuevo rostro de la izquierda política en América Latina, que se enfoca en causas que van desde el feminismo hasta la protección del medio ambiente y la lucha contra la desigualdad.
Aun así, su Gobierno se ha visto afectado por problemas internos, incluido el rechazo de la propuesta de una nueva Constitución que él había respaldado, y el aumento de la delincuencia y los problemas del costo de vida. Su índice de aprobación se desplomó en las primeras semanas en el cargo y se ubica en un 38%, según una encuesta de Cadem publicada esta semana.
En el discurso, Boric también expresó su confianza en que Chile tendrá una Constitución que “nos enorgullezca” en el corto plazo. Dijo que el país resolverá sus desafíos de manera democrática e hizo una ferviente defensa a aceptar puntos de vista políticos divergentes como remedio para un mundo polarizado.
El presidente chileno llamó a los líderes a evitar hacer la vista gorda ante las violaciones a los derechos humanos en todo el mundo, desde Irán hasta Venezuela y Nicaragua. También hizo una defensa acérrima a Ucrania, criticando la “injusta” invasión de Rusia a dicho país.