El Banco Central Europeo elevó las tasas de interés en 50 puntos básicos el jueves y señaló explícitamente al menos un aumento más de la misma magnitud para el próximo mes, reafirmando que mantendrá el rumbo en su lucha contra la alta inflación.
Pero los mercados financieros interpretaron de inmediato la medida como una sugerencia de que el ciclo de ajustes podría terminar pronto, tal como lo hicieron el miércoles cuando el jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, dijo que había indicios de que la inflación estaba disminuyendo.
El BCE ha estado aumentando las tasas a un ritmo récord para combatir la inflación, que es el subproducto de factores como las secuelas de la pandemia de COVID-19 y la crisis de energía que siguió a la invasión rusa de Ucrania hace casi un año.
El banco central de los 20 países que comparten el euro subió otro medio punto porcentual la tasa que paga por los depósitos bancarios, hasta el 2.5%, en línea con lo que dijo en diciembre y con las expectativas del mercado.
En su comunicado, dijo que el próximo aumento de tasas sería del mismo tamaño, si bien dejó las opciones abiertas para más adelante.
“El Consejo de Gobierno tiene la intención de aumentar las tasas de interés en otros 50 puntos básicos en su próxima reunión de política monetaria en marzo y luego evaluará el camino posterior de su política monetaria”, dijo el BCE.
Carsten Brzeski, jefe global de macroeconomía de ING, dijo que el BCE estaba “abriendo la puerta a una pausa o a un ritmo de aumento de tasas más lento más allá de marzo”, una opinión que se reflejó en los movimientos del mercado a medida que el rendimiento de los bonos de 10 años de Alemania cayó 15 puntos base a 2.14%.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, cuestionó la interpretación de que la medida del jueves significaba que el ciclo de alzas estaba cerca del final.
“No. Sabemos que tenemos terreno que cubrir, sabemos que no hemos terminado”, dijo Lagarde en una conferencia de prensa, reiterando el mantra del banco de que “mantendrá el rumbo” en la lucha para que la inflación vuelva a su objetivo de alrededor del 2%.
La desconexión entre el mensaje del BCE y la interpretación del mercado reflejó lo que sucedió el miércoles después de que la Fed redujo el ritmo de las alzas y reconoció que la desinflación estaba en marcha, al tiempo que reafirmó que los costos de endeudamiento debían aumentar aún más.
Antes de la decisión del BCE, los inversores y economistas esperaban que el BCE aumentara su tasa de depósito en otros 50 puntos básicos en marzo y la llegara a un máximo de 3.25%/3.50% para el verano boreal, el punto más alto desde el inicio de siglo.
El BCE también está reduciendo gradualmente el stock de bonos de varios billones de euros que acumuló durante la última década mientras intentaba impulsar la inflación, que entonces era demasiado baja.
Perspectiva aún poco clara
Los datos económicos recientes de la zona euro han pintado un panorama mixto.
La inflación general ha disminuido rápidamente desde que alcanzó un máximo de 10.6% en octubre, pero el indicador de los precios subyacentes, que excluye artículos volátiles como alimentos y combustibles, ha estado aumentando a un ritmo constante o acelerado.
La zona euro logró un crecimiento inesperado en los últimos tres meses de 2022, pero esto se debió en gran parte a un invierno excepcionalmente suave y al desempeño estelar de Irlanda.
En diciembre, el BCE dijo que las tasas se incrementarían “a un ritmo constante” hasta que se alegrara de que la inflación regresara a su objetivo del 2%.
Pero esa orientación se ha convertido desde entonces en una fuente de confusión para los inversores y de discordia dentro del Consejo de Gobierno, ya que la inflación general cayó bruscamente mientras que el crecimiento de los precios subyacentes seguía aumentando poco a poco.
Fuente: Reuters