Con su arma automática colgada al hombro, Jimmy “Barbecue” Chérizier, un expolicía a quien le gusta presentarse como un revolucionario, encabeza una de las pandillas más poderosas de Haití, que no duda en atacar infraestructuras clave y pedir la cabeza de las élites.
El líder de la alianza de bandas “Familia G9″ es una de las figuras públicas que está detrás de la escalada de violencia de los últimos días en el país caribeño, devastado por una crisis de seguridad, humanitaria y política.
Los grupos armados de Haití, que suelen estar divididos y luchan por extender sus territorios respectivos, anunciaron la semana pasada que unían sus fuerzas contra el gobierno. Desde entonces han atacado lugares estratégicos como aeropuertos, academias de policía y cárceles, de las que se han fugado miles de detenidos.
“No se trata de que un pequeño grupo de ricos que viven en grandes hoteles decidan el destino de los habitantes de los barrios populares”, declaró Chérizier el martes ante la prensa, rodeado de encapuchados.
“Debemos unirnos. O Haití se convierte en un paraíso para todos o en un infierno para todos”, añadió este expolicía de 46 años, que amenazó con una “guerra civil” si el primer ministro Ariel Henry no dimite.
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No era la primera vez que llamaba la atención.
En 2022, al frente de la alianza G9, bloqueó durante meses la principal terminal petrolera del país, paralizando la distribución de combustible y sumiendo aún más a Haití en el caos.
Este episodio desencadenó llamamientos para el envío de una fuerza multinacional para ayudar a las desbordadas fuerzas policiales haitianas, una misión que sigue pendiente de realizarse.
“Cuerpos quemados, desmembrados”
Y como muestra de su influencia, “Barbecue” fue el primero en figurar en octubre de 2022 en la lista del flamante régimen de sanciones de la ONU contra las pandillas haitianas (prohibición de viajar, congelación de activos, embargo de armas selectivo).
Pero, a pesar de todo, “sigue cometiendo actos que amenazan la paz, la seguridad y la estabilidad de Haití”, comentó en setiembre el comité de expertos de la ONU encargado de supervisar las sanciones.
Su informe detalla las actividades delictivas de las diversas bandas que controlan franjas enteras del país, en particular la capital.
Para la “Familia G9″ y sus más de 1,000 miembros, en su mayoría expolicías, ex guardias de seguridad y niños de la calle, la lista es larga: asesinatos, robos, extorsiones, violaciones, asesinatos selectivos, tráfico de drogas, secuestros, incendios provocados, entre otros.
Estos expertos también apuntan a la implicación de Barbecue en la “masacre de Saline”, ocurrida en 2018 en Puerto Príncipe, que dejó 71 muertos en unos pocos días en el barrio de ese nombre.
Las pandillas, utilizadas a veces por las autoridades para acallar protestas en barrios populares, “sacaron a víctimas, incluidos niños, de sus casas para quemarlas, desmembrarlas y darlas de comer a los animales”, describió el Departamento del Tesoro estadounidense a finales de 2020, cuando decidió sancionar a Chérizier.
Según esa misma fuente, el líder pandillero recibió el apoyo de dos altos cargos del gobierno del presidente Jovenel Moïse, asesinado en julio de 2021 en Puerto Príncipe.
Barbecue, adepto de publicar videos en redes sociales, rechaza las acusaciones en su contra.
“No soy un gángster, jamás seré un gángster”, declaró en 2021 durante una entrevista con el canal Al Jazeera, al que dijo que lucha “por otra sociedad”.
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