El Banco de Inglaterra (BoE) anunció una quinta subida consecutiva de su principal tasa bancaria, hasta 1.25%, un nuevo récord desde el 2009, para luchar contra la inflación, que prevé que supere el 11% en el Reino Unido en octubre.
El banco central británico decidió subir su tasa 0.25 puntos porcentuales y no más, a diferencia de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, pero “estará especialmente atento a los indicios de presiones inflacionistas persistentes, y responderá si es necesario con fuerza”, prometió según las actas de su reunión de política monetaria.
Después de que la inflación alcanzase un 9% interanual en abril, un récord en 40 años en el Reino Unido, el BoE prevé ahora que supere el 11% en octubre, cuando se eleve el límite del precio regulado de la electricidad.
Al igual que en Estados Unidos y la Eurozona, los precios se dispararon en el Reino Unido debido a las perturbaciones causadas por la pandemia en las cadenas de producción y al aumento de los precios de la energía desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
Pero el país, que empezó a subir las tasas bancarias a finales del 2021, también se enfrenta a una ralentización del crecimiento, con una segunda contracción mensual consecutiva de la economía en abril, y el BoE prevé ahora una caída de 0.3% del Producto Bruto Interno (PBI) en el segundo trimestre, antes de un descenso aún más pronunciado a finales de año.
Esta atonía del crecimiento impide que el BoE se muestre más decidido en su política monetaria, a diferencia de la Fed estadounidense, que el miércoles subió su tasa en tres cuartos de punto, por primera vez desde 1994.
El Reino Unido se enfrenta a las consecuencias del Brexit, que ha perturbado la afluencia de trabajadores europeos, en un momento en que la reactivación de la actividad tras la pandemia provoca una fuerte demanda y una guerra salarial.
Pese a las consecutivas subidas de tipos en las últimas cinco reuniones del BoE, la libra esterlina fluctúa ante la incertidumbre sobre las perspectivas de la economía británica.