La nueva prohibición de Argentina a las exportaciones de su famosa carne no sofocará la inflación descontrolada si las intervenciones anteriores sirven como referencia.
Debido a que los precios de la carne roja estaban aumentando en aproximadamente un 65% anual, superando fácilmente la inflación del 46%, el Gobierno del presidente Alberto Fernández suspenderá durante 30 días los envíos de carne del quinto mayor exportador del mundo.
Si bien la medida puede traer beneficios políticos rápidos, las repercusiones a largo plazo para la industria de la carne de res son bien conocidas en Argentina, que implementó restricciones similares durante una década hasta 2015: los ganaderos dejan el negocio, la producción cae y se reanuda la presión sobre los precios.
“Ni siquiera está muy claro para mí que vaya tener impacto genuino en controlar la inflación de los alimentos”, dijo María Castiglioni, directora de la consultora C&T Asesores en Buenos Aires. “Perderse mercados cuando cuesta tanto tiempo abrir mercados nuevos para exportación, encima empezar a perder empleo en un sector que funciona, la verdad es inexplicable”.
Fernández vio el impacto de la prohibición de las exportaciones de primera mano en 2006, cuando era jefe de gabinete del presidente Néstor Kirchner, el difunto esposo de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien también gobernó la nación entre 2007 y 2015. Al igual que ahora, la idea en ese entonces era dirigir más carne de res hacia el mercado local y reducir los precios internos.
Pero la medida fracasó. Cuando los ganaderos le dieron la espalda a la industria tras la prohibición, Argentina perdió casi el 20% de su ganado en 2011. Los precios del ganado aumentaron con mayor frecuencia en los años siguientes, incluido un aumento anual de 126% a finales del 2010, y el país fue superado por sus vecinos más pequeños, Uruguay y Paraguay, en el mercado internacional.
La medida también provocó la ira en toda la industria argentina de carne de res, famosa en todo el mundo por sus tiernos cortes, y los agricultores la criticaron por durar mucho más tiempo de lo que se había anunciado originalmente.
Miguel Schiariti, presidente de la industria de la carne y del grupo comercial Ciccra, dijo que en 2006 la prohibición se suponía que iba a durar 180 días y terminó durando 10 años, en referencia a los estrictos controles de exportación a partir de entonces. Asegura que están culpando al sector por los precios, pero la inflación es culpa del Gobierno debido al déficit fiscal y la impresión de dinero.
Viejo libro de jugadas
Fernández argumentó que se vio obligado a tomar medidas a causa del aumento de los precios mundiales de los productos básicos en los últimos meses, lo que llevó a los precios de la carne en Argentina a descontrolarse.
La demanda internacional “genera una tensión con los precios internos que ya no se aguanta más”, dijo Fernández a una estación de radio el martes. “Porque nosotros no podemos seguir teniendo que ver como la carne sube mes a mes en los precios sin ningún justificativo”.
Suspender las exportaciones de carne de res le da al Gobierno municiones políticas en un momento en que la coalición peronista gobernante enfrenta fuertes luchas internas antes de las elecciones de mitad de período en octubre. Al señalar con el dedo a los agricultores ricos, vistos como tradicionalmente opuestos al peronismo, Fernández puede encontrar un chivo expiatorio para reunir a su base de votantes y desviar la culpa de la aceleración de la inflación que está perjudicando sus índices de aprobación.
“Si no vas a resolver el problema, hay que encontrar enemigos”, dijo Marcelo Elizondo, economista especializado en comercio. “Perón hace 70 años hablaba de la oligarquía vacuna. Para el votante Peronista, eso es muy tradicional”.
Al mismo tiempo, el choque con los agricultores muestra el creciente poder del ala de extrema izquierda de la coalición, liderada por Kirchner. Algunos altos funcionarios se opusieron a la prohibición cuando se presentó por primera vez en abril, según una persona con conocimiento del asunto. El mismo Fernández dijo a los exportadores de carne de res en noviembre que los consideraba como un punto focal en la recuperación económica, y durante su campaña dijo que las exportaciones eran la única fuente de dólares de Argentina.
Entre los agricultores, el temor es que Argentina esté erosionando los avances logrados bajo las políticas favorables a la agricultura del expresidente Mauricio Macri, quien gobernó del 2015 al 2019. El rebaño de ganado aumentó en 2.3 millones durante su presidencia y las exportaciones de carne fueron una de las pocas historias de éxito de Argentina en un período marcado por la recesión.
Juan Ouwerkerk, presidente de Alfa, una cooperativa agrícola en el sur de la provincia de Buenos Aires, se queja de que insisten en hacer cosas que ya causaron mucho daño y que no funcionaron. Agrega que el Gobierno los pinta como enemigos solo unos meses antes de las elecciones, en una medida populista.