Argentina es experta en ganar tiempo para pagar la deuda que está por vencer, y el jueves planea usar sus habilidades adquiridas con tanto esfuerzo para retrasar los pagos de bonos hasta después de las elecciones presidenciales.
La segunda economía más grande de Sudamérica tiene unos US$ 37,000 millones en bonos en pesos que vencen en el segundo trimestre, e intenta canjear la mayor cantidad posible por nueva deuda con vencimiento en 2024 y 2025. Los títulos que no se canjeen tendrán que refinanciarse cuando el país subaste nuevos bonos, lo que podría ser caro y difícil poco antes de las elecciones presidenciales en octubre, cuyo resultado es incierto.
Incluso si Argentina logra canjear suficientes bonos, tiene una impresionante suma de US$ 174,000 millones en deuda local que gestionar. El monto crece casi exponencialmente porque muchas de sus obligaciones están vinculadas a la inflación, que ronda el 100%. Economistas de la principal coalición de oposición de Argentina se han quejado de que el plan de canje de deuda del Gobierno solo retrasa las dificultades que heredará quien sea elegido presidente en las próximas elecciones.
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Tampoco está claro hasta qué punto este canje es voluntario para muchas partes. El sector público, incluidos los bancos públicos y el fondo estatal de pensiones Anses, posee cerca de la mitad de los bonos locales del país que vencen este trimestre y se verá obligado a canjearlos. Y los bancos del sector privado, regulados por la ley estatal, deberán ingresar una parte de sus tenencias en el canje. Un portavoz del Ministerio de Economía no respondió a una solicitud de comentarios.
El jueves, el país espera que entre el 55% y el 70% de los tenedores de deuda en pesos canjeen sus bonos. Un canje similar a principios de año, cuando la nación extendió los vencimientos de 2.89 billones de pesos (US$ 16,200 millones) en bonos, fue considerado un “default selectivo” por S&P Global Ratings. Poco después, S&P elevó la calificación de la deuda en moneda local a “CCC-”. S&P y Fitch Ratings Inc. declinaron hacer comentarios. Un representante de Moody’s Investors Service no respondió a una solicitud de comentarios.
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Un canje fallido amenaza con provocar un éxodo masivo de la deuda local argentina en los próximos meses, obligando al Gobierno a imprimir dinero para cubrir sus obligaciones y elevando aún más la inflación. Pero la Administración del presidente Alberto Fernández afirma que un canje exitoso demostrará que Argentina puede mantener sus obligaciones de deuda bajo control.
El lunes, el ministro de Economía, Sergio Massa, dijo que el Gobierno quiere dejar atrás la idea de que Argentina siempre está a semanas de un default, y enfatizó que esto permitirá despejar cualquier incertidumbre para 2023.
Si ingresan al canje más inversores que la tasa de participación esperada del 55% al 70%, Argentina necesitará imprimir muchos menos pesos para pagar cualquier vencimiento de deuda que no pueda refinanciarse, lo que permitirá al Tesoro seguir emitiendo bonos con vencimiento en los próximos meses, según la corredora local Portfolio Personal Inversiones. La firma estima que los vencimientos de deuda local en el segundo trimestre rondarán los 7.4 billones de pesos (US$ 36,900 millones).
Argentina tiene un largo historial de reestructuraciones de deuda y de incumplimiento de promesas a los tenedores de bonos. Acumula tres defaults sobre bonos extranjeros desde principios de siglo, el último en un acuerdo de reestructuración de 2020 que dio a los inversores unos US$ 0.55. Ahora no emite deuda externa, pero los títulos internacionales que ha vendido anteriormente cotizan actualmente a unos 30 centavos por dólar.
Según Alejo Costa, estratega jefe para Argentina de BTG Pactual en Buenos Aires, una participación esperada de alrededor del 65% al 70%, debería ser lo suficientemente bueno para un canje, pero no lo suficiente como para eliminar los riesgo. En cuanto a una posible reestructuración en el futuro, opina que cualquiera intentaría evitarla en un principio, pero nunca se sabe.
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Dos canastas
Para incentivar a los inversores a participar en el canje, Argentina les ofrecerá el derecho de vender su deuda a la nación, potencialmente con un descuento, conocido como “put”, u opción de venta, sobre los valores que canjeen. Los inversores podrán canjear por una o ambas canastas de bonos, la primera con dos bonos ligados al índice de precios al consumidor con vencimiento en 2024 y 2025. La segunda opción incluye los dos primeros bonos vinculados a la inflación, así como un bono dual que paga el mayor rendimiento entre una tasa vinculada al dólar o una tasa ligada al IPC.
Algunos inversores locales, como Paula Gándara, de Adcap Asset Management, se muestran escépticos de que el canje vaya a disipar por completo los temores del mercado. En su opinión, todo lo que sirva para mejorar la confianza y el buen funcionamiento del mercado es bienvenida.