La Agencia Internacional de la Energía (AIE) considera que para cumplir los objetivos internacionales de limitación del calentamiento climático a mediados de siglo deberían triplicarse de aquí al 2030 las inversiones en eficiencia energética, pese a que este año han crecido un 10% después del parón del 2020 por la pandemia del COVID-19.
En su informe anual de evaluación de los avances en eficiencia energética, la AIE reconoce que los esfuerzos en esta materia han vuelto en el 2021 a los niveles prepandemia, el esfuerzo tiene que ser mucho mayor para conseguir la neutralidad en carbono en el horizonte del 2050.
El descenso de la intensidad energética global, que evalúa esos progresos, sufrió una ralentización en el 2020 por el impacto de la pandemia ya que su indicador no cayó más que un 0.5% y este año se espera una bajada de 1.9% gracias a una inversión de US$ 300,000 millones.
Eso significa que esa disminución de la intensidad energética vuelve a un ritmo equivalente a la media del último decenio, ya que el retroceso anual fue de 2.3% entre el 2011 y 2016 y luego pasó a 1.3% en los cinco años siguientes.
Duplicar las mejoras
El problema es que para que se cumpla el escenario de la AIE de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero a mediados de siglo (y limitar así el calentamiento climático a 1.5 grados centígrados) la intensidad energética tendría que pasar a un ritmo de reducción de 4% anual en el periodo 2020-2030.
Eso permitirá que la economía mundial crezca un 40% para finales de la década, por el aumento de la población y el de los ingresos personales, y al mismo tiempo que el consumo de energía disminuya en un 7%.
El director general de la agencia, Fatih Birol, subraya que la eficiencia energética se considera el mejor mecanismo para cubrir las necesidades de energía “de la forma más limpia y en la mayor parte de los casos la más barata”.
“No hay un camino plausible para las cero emisiones netas sin utilizar nuestros recursos energéticos con mucha más eficiencia”, señala Birol, que también hace hincapié en el potencial que ofrece para la creación de millones de empleos de calidad.
En concreto, la organización calcula que con el volumen de inversiones necesarias en esta próxima década para ponerse en vías de la neutralidad en carbono se crearían cuatro millones de puestos de trabajo adicionales en el 2030.
Muchos de esos empleos estarían en la construcción y en la instalación de sistemas de calefacción, de refrigeración y de agua caliente porque es precisamente en los edificios donde están algunos de los mayores márgenes de mejora.
Prohibir las calderas de carbón, gasóleo y gas
Para hacerlos efectivos, el escenario que propugna la AIE prevé la prohibición de la venta de calderas de carbón y de gasóleo en todo el mundo a partir del 2025, así como las de gas, salvo en los casos en los que el aprovisionamiento de gas está descarbonizado y los calentadores pueden quemar hidrógeno u otros gases, de forma que puedan ser clasificados como de cero emisiones
También propone aumentar la proporción de los edificios que generan cero emisiones netas, de menos del 1% en la actualidad al 20% para el 2030.
En el terreno del transporte, la agencia considera que hay que mejorar la eficiencia de todos los tipos de vehículos, incluidos los de combustión.
Un 80% de vehículos de combustión en el 2030
Porque da por hecho que, incluso en su escenario favorable que conduzca a limitar el calentamiento global a 1.5° centígrados, el 80% de los vehículos de pasajeros seguirá siendo de combustión en el 2030.
La AIE recuerda que en el 2020 un 40% de los vehículos vendidos eran modelos pesados de tipo SUV (todoterrenos) ineficientes, mientras que los eléctricos únicamente representaron el 5%. Es verdad que una veintena de países han anunciado que se prohibirá la comercialización de vehículos con motores de combustión para el 2035.
Los autores del informe insisten en que alrededor del 80% de las ganancias en eficiencia energética se traduce en ahorros para los consumidores, y eso teniendo en cuenta tanto los gastos iniciales de las medidas, pero también los costes operativos posteriores, más bajos.