El cambio climático es uno de los principales sospechosos de la mortandad masiva de cangrejos de las nieves en Alaska, según expertos, después de que este estado al noroeste de Estados Unidos tomara una medida sin precedentes: cancelar su recolección esta temporada para salvar la especie.
El número total de crustáceos cayó de los 11,700 millones en el 2018 a unos 1,900 millones en el 2022, una reducción de alrededor del 84%, según estimación de un estudio anual del fondo del mar de Bering realizado por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
Por primera vez, el Departamento de Pesca y Caza de Alaska anunció en un comunicado que la temporada 2022-23 del cangrejo de las nieves del mar de Bering permanecerá cerrada y que los esfuerzos ahora deben dirigirse a “la conservación y la reconstrucción dada la condición de la población”.
La especie también se encuentra en los mares de Chukchi y Beaufort, más al norte, pero allí no alcanzan tamaños aptos para pesca.
Erin Fedewa, bióloga marina del Centro de Ciencias Pesqueras de Alaska, declaró a la AFP que las impactantes cifras actuales son el resultado de las olas de calor del 2018 y el 2019.
El “hábitat de agua fría que necesitan estaba prácticamente ausente, lo que sugiere que la temperatura es realmente el culpable clave de esta disminución de la población”, explicó.
Históricamente un recurso abundante en el mar de Bering, su pérdida se considera un indicador de la alteración ecológica.
Se cree que hay varias formas de que temperaturas más cálidas hayan mermado la especie.
Los estudios apuntan a una mayor prevalencia de la llamada enfermedad del cangrejo amargo a medida que aumenta la temperatura.
Los crustáceos también están bajo un mayor estrés metabólico en aguas más cálidas, lo que significa que necesitan más energías para mantenerse vivos.
“Un hipótesis en desarrollo en este momento es que los cangrejos murieron de hambre, no podían seguirle el paso a las demandas metabólicas”, detalló Fedewa.
Los cangrejos de las nieves jóvenes, en particular, necesitan temperaturas bajas para esconderse de su principal depredador, el bacalao del Pacífico.
Las temperaturas en las regiones donde suelen vivir los ejemplares juveniles saltaron de 1,5 grados Celsius en el 2017 a 3,5 Celsius en el 2018, en tanto estudios indican que 3°C podría ser un umbral importante.
No es la sobrepesca
Más investigaciones están en curso y los resultados deben publicarse pronto. Mientras tanto, “todo apunta al cambio climático”, opinó Fedewa.
“Son realmente tiempos preocupantes y sin precedentes para las icónicas pesquerías de cangrejo de Alaska y para los afanados pescadores y comunidades que dependen de ellas”, señaló en un comunicado Jamie Goen, director ejecutivo de la asociación Alaska Bering Sea Crabbers, quien lamentó que segundas y terceras generaciones de familias del sector “se queden sin negocio”.
El sector también se vio afectado por la cancelación de la pesca del cangrejo rojo gigante de la Bahía de Bristol por segundo año consecutivo.
Fedewa también señaló que la sobrepesca no es un factor importante en el colapso de la población de cangrejos de las nieves.
La pesca sólo elimina los machos adultos de gran tamaño, alegó, para acotar que “hemos visto estos descensos en todos los tamaños de cangrejo de las nieves, lo que realmente sugiere que hay algún factor ambiental ascendente en juego”.
Los cangrejos de las nieves de Alaska pueden alcanzar 15 centímetros de ancho de caparazón, pero las hembras rara vez superan los 7,6 centímetros, según la NOAA.
Una buena noticia es que en el estudio de este año se ha observado un aumento significativo de cangrejos inmaduros en comparación con el año pasado, pero pasarán cuatro o cinco años antes de que los machos alcancen un tamaño apto para la pesca.
Tras los años de ola de calor, las temperaturas han vuelto a la normalidad, y “la esperanza es que dejar los cangrejos intactos les permitirá reproducirse, no habrá mortalidad y podremos dejar que la población trate de recuperarse”, aseguró Fedewa.
Pero esa, es una esperanza que depende de que no haya más olas de calor.