¿Qué pasaría si las relaciones sentimentales estuvieran marcadas por una fecha de término? ¿Quizás las viviríamos con más intensidad, con más cuidado y cariño porque tendría un límite? En esta edición de 20 en empleabiilidad, Jimena Díaz, Consultora Asociada de LHH DBM Perú, nos hace reflexionar sobre si hemos pensado en cuál es la fecha de caducidad de nuestras funciones laborales.
Para la especialista, en esta época de transformaciones constantes, necesitamos estar preparados para desempeñar nuestras funciones con la intensidad y el cuidado de un horizonte finito. “Necesitamos poner en nuestras posiciones laborales, acciones en tiempos cortos, con límites temporales bien marcados”, enfatizó.
Señaló que ponerse metas temporales favorece el aprendizaje constante, la captura de las necesidades reales y de las tendencias en los diferentes sectores económicos y la claridad para lograr transiciones laborales exitosas; también para la movilidad interna y el desarrollo de una línea de carrera dentro de la misma organización.
Recomienda reflexionar acerca de este concepto, y que contemos con un plan de crecimiento constante y sostenible. Además, que este plan esté escrito, con métricas e indicadores de los propósitos y los avances realizados.