El panorama económico del Perú a corto y mediano plazo estará marcado por el rebote estadístico posrecesión, un entorno internacional desafiante y la capacidad de las autoridades para mitigar el ruido político a ojos del sector empresarial.
Tras la caída del 1% del producto bruto interno (PBI) en el tercer trimestre, BBVA Research ajustó sus proyecciones y se “une” al grupo de analistas que anticipan una contracción de la economía peruana en el 2023. Así, proyecta una caída de 0.4% en la actividad económica para el 2023, seguido de un “rebote” de 2% y 3.5% en el 2024 y 2025, respectivamente.
“Hacia el mediano plazo, Perú es una economía de crecimiento de alrededor de 2.5%”, señala Hugo Perea, economista jefe de BBVA Research.
LEA TAMBIÉN: BBVA recorta proyección de crecimiento del PBI al 2023 y 2024, ¿a cuánto?
Entre las principales consideraciones detrás del ajuste está la “sorpresa” negativa en el resultado del tercer trimestre, en particular en aquellos sectores productivos más vinculados con la demanda interna. También se espera que se empiece a disipar el “efecto Quellaveco” en el crecimiento, puesto que la mina empezó a producir cobre desde setiembre 2022.
Si bien se espera un contexto político relativamente estable, la calma es frágil. Desde el lado positivo, se anticipa una aceleración en la ejecución del gasto público orientado a mitigar los impactos de El Niño.
“También vemos nueva información que sugiere que, a pesar de que El Niño sea de moderado a fuerte, las lluvias podrían ser menos acentuadas. Algunos meteorólogos deslizan la posibilidad de que, como sigue soplando el anticiclón, se debilite el calentamiento en el mar. (...) Ojalá se consolide ese escenario, lo hemos incorporado en riesgos como un factor positivo. La posibilidad de que se den lluvias no tan acentuadas se ha elevado, lo cual genera un escenario un poco más benigno”, explica Perea.
LEA TAMBIÉN: Capacidad de pago de grandes empresas de agro y pesca en estrés ante amenaza de El Niño.
Riesgos locales
El entorno local presenta sus propios riesgos para el crecimiento de la economía. Destacan las renovadas tensiones políticas y sociales de las últimas semanas, así como la posible aprobación de medidas populistas que afecten la competitividad, como por ejemplo del mercado laboral y del sistema de pensiones.
Además, no se descarta una ralentización cíclica más persistente de la actividad económica, asociada a la continua caída en la inversión privada y la prevalencia de la confianza empresarial en terreno negativo. También preocupa la caída del consumo privado en el tercer trimestre, algo que, exceptuando el periodo de pandemia, no se observaba desde el 2001, según Perea.
Por el lado de las cuentas fiscales, BBVA Research estima que “el déficit fiscal se ampliará transitoriamente, pero las finanzas públicas peruanas mantendrán su solidez”.
LEA TAMBIÉN: Empleo pierde el ritmo: cifra “en rojo” se asoma y el reto será recuperarse en el 2024.
Presión externa
Los principales riesgos para el crecimiento al 2025 vienen en función a como se desarrollen los acontecimientos que hoy marcan la agenda en la economía global.
“El riesgo geopolítico aumentó tras el conflicto entre Israel y Hamás, pero la incertidumbre de política económica se ha mantenido relativamente baja”, señala el reporte. El riesgo más latente es un incremento en el precio de la energía, pero el conflicto también podría presionar al alza el tipo de cambio. Las proyecciones de BBVA Research apuntan a que el precio del dólar se sitúe en el rango de S/3.85 y S/3.95 en el 2024.
Además, la lenta reducción de las tasas de inflación de Estados Unidos y la Eurozona apuntan a una postura todavía cautelosa de parte de la Reserva Federal (FED) y el Banco Central Europeo (BCE), lo cual se traduce en un recorte en el dinamismo de dichas economías. “Creemos que la FED iniciará recortes recién en junio del próximo año. Cualquier mensaje de la FED podría generar eventos de volatilidad de mercados financieros de economías emergentes”, añade Perea.
Si bien se estima que China cumpla con su meta de crecimiento para este año (5%), los problemas estructurales que debilitan su economía, como la crisis en su mercado inmobiliario y los altos niveles de endeudamiento de los gobiernos locales, apuntan a una fuerte desaceleración de la economía asiática. Así, BBVA Research estima que crecerá 5.2% en el 2023, 4.4% en el 2024 y 4.2% en el 2025.
“Tenemos un entorno de alta incertidumbre. Hay muy poca visibilidad hacia adelante. Esperamos que la inflación ceda, pero no sabemos qué tan rápido. También es difícil calcular los efectos de la política monetaria sobre la demanda. Se habla de reducir el nivel de endeudamiento de las economías industrializadas con esfuerzos de consolidación fiscal. Para la economía peruana, todos los supuestos externos se traducen en una menor demanda externa que va a afectar nuestras exportaciones no tradicionales”, agrega Perea.
LEA TAMBIÉN: Economía peruana comenzaría su recuperación desde este mes, según el MEF.
Déficit fiscal
La estimación es que el déficit fiscal cierre el año en 3% en un contexto de despliegue del gasto público orientado a mitigar los impactos de El Niño. Este mismo nivel se mantendría en el 2024 a pesar de mejores perspectivas para la recaudación. Se proyecta que esta tasa se reduzca hacia 2.5% en el 2025 y que el promedio del periodo 2026-2028 sea de 2.1%.
“El Gobierno deberá enfatizar su compromiso con la reducción del déficit y la estabilización de la deuda en los próximos años para minimizar la posibilidad de un recorte en la calificación crediticia”, señala el reporte. Actualmente la deuda pública bruta asciende al 32.4% del PBI y no superaría el 37% a fines del horizonte de previsión (2028).
Finalmente, la inflación convergería al rango meta hacia los primeros meses del 2024, con una tendencia a la baja más clara luego de disipado el efecto de El Niño. “Prevemos que finalizará este año en torno a 3.5%, con sesgo a que se ubique incluso algo más cerca del rango meta del Banco Central, y en 2.8% el próximo”, señala el reporte.