“Nunca sabremos el valor del agua hasta que el pozo esté seco”, dice una frase de Thomas Fuller. En Perú, la institucionalidad ambiental no era prioridad hasta que 6,000 barriles de petróleo se derramaron de un terminal de Refinería La Pampilla (Relapasa), propiedad de Repsol, el sábado 15 de enero, y dejó sin empleo a más de 2,000 pescadores artesanales, contaminó -a la fecha- cerca de 13 playas y dos reservas naturales, y generó la muerte de un número no determinado de animales.
Al cierre de esta nota, la empresa Repsol informó que demoraría hasta fines de febrero para limpiar las playas y la zona marítima contaminada: Costa Azul, Ventanilla, Cavero, Pachacútec, Bahía Blanca, Playa Chica, Playa Grande, Isla Mata Cuatro, Balneario Marina Sur, Balneario de la Marina, Norte Miramar, Pocitas y Conchitas.
Sin embargo, diferentes medios difundieron que la mancha negra de crudo llegó hasta el puerto de Chancay -incluso al humedal Santa Rosa-, por lo que autoridades locales han pedido ser incluidos en la remediación.
Expertos como el científico Marino Morikawa prevén incluso que, en cuatro o cinco días, el petróleo derramado llegue hasta playas de Piura; mientras que Anthony Chumpitaz, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ventanilla, dijo a Gestion.pe que podría llegar hasta Tumbes, por la correntada de sur a norte, y ante la falta de rapidez en la contención de la expansión del crudo.
Impacto socioeconómico
Y, ¿cuál será el impacto socioeconómico de esta contaminación? La actividad más perjudicada con el derrame es la pesca artesanal que se realiza a menos de 20 metros de la orilla y en la que se pesca invertebrados marinos, como el choro, cangrejo, caracol, pulpo, así como pescados como chita, pejerrey, lisa, entre otros. La organización Oceana Perú estima que 1,300 pescadores artesanales entre la bahía de Ancón y el puerto de Chancay, son los perjudicados, pero habrían 800 más en el distrito de Ventanilla en el Callao.
Asimismo, en términos de volumen, al menos 150 toneladas de invertebrados marinos se extraían al año de las zonas hoy afectadas, según Juan Carlos Sueiro, director de pesquerías de Oceana. Estas especies se vendían principalmente a las cevicherías y a los veraneantes, agregó Chumpitaz, pero “ahora todo está muerto”.
Aún no se sabe cuándo podrá remediarse todo el ecosistema perjudicado. Sueiro estima que la campaña principal para los pescadores -entre enero y abril- está perdida y esta representaba el 40% de sus ingresos del año.
“Para empezar las labores de limpieza demorarán cinco semanas, periodo en el cual no podrán trabajar, además todo está muerto y las larvas afectadas, hasta que las especies regresen de otro lado, yo diría que por lo menos durante dos meses mínimo no habrá recursos. Y tampoco será lo mismo después, los inicios serán con recursos escasos y eso podría durar seis meses o dos años”, sostuvo.
Tanto el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) -que reforzará la fiscalización para prevenir la venta de pescado posiblemente contaminado-, como el Instituto del Mar Peruano (Imarpe), comenzaron los monitoreos en las zonas marinas afectadas, asegurando a este diario que el lunes brindarían información completa respecto a la situación de los ecosistemas marinos.
Ya, en los seis días que han pasado desde que sucedió el derrame, los pescadores reportan pérdidas diarias de entre S/ 100 y S/ 300, según la especie que recogían. Sueiro también señala que el otro impacto económico es en los operadores turísticos locales así como en los vendedores.
“Salvando las distancias y diferencias, en todo el tema de la institucionalidad ambiental nos ha pasado igual que en la pandemia, llegó la crisis y no teníamos tratamiento ambiental marino. Terminamos con recogedores de basura en la playa”, se lamentó el especialista.
Datos
- La alcaldesa de Chancay, Domitila Durante, anunció que presentó una denuncia ante la Fiscalía contra Repsol, así como la solicitud de una indemnización para las 30 organizaciones afectadas.
- La Asociación de Pescadores Artesanales de Ventanilla señaló que se llegó a dos acuerdos con Repsol, pero que hasta la noche del viernes no se logró concretar la entrega de una canasta de víveres y puestos laborales.