El desarrollo de los proyectos de irrigación en el Perú, entre los que destacan Chavimochic III, Alto Piura, Chinecas y Majes Siguas II, proyectan darle un impulso a la actividad económica del país en los próximos años. Según datos del Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas (IAPM), se espera que estos proyectos, solo en su etapa de construcción, contribuyan en promedio con un 0.2% al Producto Bruto Interno (PBI) entre 2024-2027, generando alrededor de 3.2 mil nuevos puestos de trabajo anuales de forma directa e indirecta.
Uno de los principales impactos económicos esperados es el aumento en la producción agrícola y las agroexportaciones. Se estima que, una vez en operación, estos proyectos añadirán aproximadamente 170 mil hectáreas adicionales de superficie agrícola, lo que se traducirá en un incremento de alrededor de S/ 8,000 millones en el valor de la producción de cultivos agrícolas.
Este aumento representaría más del 30% del PBI agrícola y aproximadamente el 1.3% del PBI total cuando los proyectos operen a plena capacidad.
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El impacto económico se reflejará también en el ámbito de las exportaciones, con un incremento proyectado de más de US$ 4,000 millones una vez que estos proyectos estén completamente operativos. Este monto representaría el 27.1% de las exportaciones no tradicionales y el 7.5% del total de las exportaciones del país.
Chavimochic III
Sobre este tema, desde la Asociación de Exportadores (Adex) son más cautelosos con las estimaciones. Edgar Vásquez, director del Centro de Investigación de Economía y Negocios (CIEN) de Adex, indica que en el caso de Chavimochic III (que es el proyecto que está más avanzado), las tierras que se usarán para el cultivo alrededor del proyecto todavía tienen que pasar por un subasta para dimensionar las que estarás disponibles. Por esta razón es difícil predecir cuánto será el incremento de la producción agraria y por lo tanto de las exportaciones.
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“Por experiencia, sabemos que cada vez que los sistemas de irrigación se entregan al sector privado, los cultivos que de producen en esas parcelas, se destinan principalmente a la exportación, por lo que la producción dependerá de la demanda y de los factores estacionales”, comenta.
Lo real es que en la zona de Trujillo, donde se encuentra el proyecto, se cosecha principalmente uvas y arándanos. El economista señala que, si por ejemplo, la zona se enfoca en cosechas estos dos cultivos, el precio mundial podría bajar, disminuyendo el valor de la exportación.
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“Es cierto que la producción aumentará con este proyecto y con otros que están en cola en Moquegua, Ilo e Ica, proyectamos que en los próximos tres años la demanda de alimentos crezca a una tasa de 4% anual y que los consumidores internacionales continúen prefiriendo productos de alto valor y superfoods”, explica.