Los campos de mango en Perú están próximos a ingresar a la etapa de floración, la fase ideal para la aplicación de fertilizantes que aseguren la calidad y el tamaño adecuado para garantizar la próxima campaña 2022-2023que inicia en noviembre. Para la Asociación Peruana de Productores y Exportadores de Mango (APEM) este es un buen año en términos de clima: el frío favorece a la planta y podría elevar la producción; sin embargo, sin urea, esas probabilidades podrían disiparse.
En la cadena de producción del mango peruano, el 70% del volumen producido está en manos de pequeños y medianos agricultores, a quienes se les ha hecho más complicado costear el alto precio de la urea. Según el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), de los 5,780 pequeños productores que están integrados a la cadena de exportación del mango, el 80% posee menos de cinco hectáreas.
“Es seguro que tendremos un impacto en la producción pero aun no tenemos una cifra estimada, lo sabremos en noviembre”, señala Juan Carlos Rivera, gerente general de la APEM. Los reportes que el gremio tiene a la fecha revelan que los productores -sobre todo de Piura- están dispuestos a no aplicar fertilizantes o reducir la cantidad que usarán.
Pese a ello, las perspectivas de que alcancen volúmenes de producción similares a las de la campaña anterior son posibles gracias a las 700 hectáreas nuevas ubicadas en el valle de Olmos (Lambayeque) instaladas hace algunos años por tres grandes empresas del sector, y que entrarán en producción en la campaña 2022-2023.
Cabe indicar que luego de Piura, Lambayeque es la segunda zona de mayor producción de mango. Los importantes volúmenes producidos en ambas regiones le han permitido al Perú posicionarse como el tercer mayor exportador de la fruta en los últimos años (en 2020-2021 las ventas alcanzaron las 232,683 toneladas).
Además, según registros del Senasa, habían más de 3,100 productores de la agricultura familiar de mango orgánico en Lambayeque, que se ubican en las zonas de Motupe, Olmos, Jayanca y Proyecto de Irrigación Olmos (Tierras Nuevas).
Sin embargo, -anotó Rivera- en los últimos años el gremio no tiene reportes de nuevas inversiones ni en instalación de nuevas áreas, así como tampoco de plantas procesadoras o de empaques. Una tendencia que se repite con otros cultivos de agroexportación en el país tras los cambios a la ley agraria e incertidumbre política.
Japón, ¿destino para explotar?
En diálogo con Gestión.pe, Francisco Seva, vocero de la National Mango Board (Consejo Nacional del Mango, con sede en Orlando, Estados Unidos) señaló que el sector frutícola se enfrenta, al igual que el resto de actividades económicas, a una etapa de alta inflación en los principales mercados de destino -como Estados Unidos y Europa- y un ciclo de altos precios de los insumos y transporte.
Sin embargo, señala que Perú “es un ejemplo a nivel internacional en la producción de alimentos de alta calidad, con productores de mango que se han ido profesionalizando, por lo que sus productos seguirán siendo altamente valorados”.
No obstante, apunta a que hay dos temas que debe analizar el productor peruano para sortear el complicado panorama. Por un lado, la demanda en Estados Unidos y Europa seguirá en crecimiento, pero indicó que Perú no debería descartar elevar sus envíos a Japón, un mercado al que tenemos acceso desde el 2015 y que “es capaz de comprar grandes cantidades a Perú, dispuestos a asumir el alto costo del transporte aéreo”, dijo.
Consultado por este tema, Juan Carlos Rivera, gerente de APEM, respondió que aún falta una mayor promoción de la variedad de mango Kent en el mercado japonés, donde la variedad posicionada es Manila, importada desde Filipinas. Otro factor es la distancia del viaje, pues en barco la travesía puede durar 35 días y en avión aun es muy costoso.
Un segundo punto para mantener la competitividad peruana en el mercado mundial del mango -según Seva- es implementar una marca de calidad autóctona que diferencie el mango peruano del resto de países de América Latina. “México ya lo está haciendo, aun tomará un tiempo más pero han dado un primer paso. El mercado europeo y norteamericano valora y son consumidores fieles a marcas de calidad y eleva los pedidos por ese producto”, indicó.
De acuerdo a APEM, los productores y exportadores han estado evaluando la implementación de una marca, sin embargo, esperan también en apoyo del gobierno para poder articular las características que debería poseer la fruta que lleve el sello de calidad. “Es un planteamiento que tenemos pero aun no se logra concretar porque somos una cadena con más de 150 exportadores, miles de productores, no podemos excluir a nadie”, señaló.