Indicadores clave para determinar si se está configurando una recesión señalan que no hay posibilidad de este escenario al menos en el corto plazo, dijo Mario Guerrero, subgerente de Economía del Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank.
Cabe indicar que, en su columna titulada “Que no siga enfriándose la economía”, el ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo afirma que “la economía peruana está enfriándose progresivamente y puede caer en recesión, donde se contrae el PBI y se destruyen empleos”.
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En principio, Guerrero explicó que, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI) una recesión técnica necesita de dos trimestres, en términos desestacionalizados, con caídas consecutivas, situación que por ahora no se cumple en Perú. Destacó que en el primer trimestre la caída fue de 0.5%, pero en el segundo el movimiento fue ligeramente positivo (0.5%).
No obstante, señaló también que es preferible analizar (una posible recesión) en base a cinco indicadores clave, que son la actividad económica, nivel de empleo, nivel de ingreso, producción industrial y ventas retail. Teniendo en cuenta ello, indicó que el diagnostico en el corto plazo no indica una recesión.
En términos de actividad, mencionó que se viene de un rebote importante en el 2021 que se está diluyendo en el 2022 (desaceleración), en un marco de recuperación en los niveles de empleo frente al periodo prepandemia, aunque no en calidad.
“El nivel de ingresos muestra un comportamiento favorable, aunque sería ideal que esto sea a mayor ritmo para contrarrestar el impacto de la inflación en el poder de compra. Por el lado de producción industrial vemos una cierta desaceleración y las ventas retail parecen entrar a un periodo de normalización o estabilidad. En síntesis, si bien hay un riesgo, no es concluyente una recesión en el corto plazo”, dijo en su presentación en el Investor Day de la Bolsa de Valores de Lima (BVL).
Segundo trimestre más lento
Hubo un buen desempeño en el crecimiento del primer semestre, por encima de lo que se esperaba. No obstante, de cara el segundo semestre, el crecimiento sería menor al 3%, señaló Guerrero.
Esto sería explicado, en principio, por una base estadística, cierto agotamiento de sectores que fueron más afectados por la pandemia, y un entorno ya más normalizado en cuanto a la presencialidad. Asimismo, desde el plano internacional, se tiene en cuenta una moderación en el crecimiento esperado de Estados Unidos y China, aunque esto se refleja primero en los mercados (por ejemplo en los menores precios internacionales de los metales) y de forma más rezagada en la parte real de la economía.
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“La expectativa de crecimiento para este año es de 2.6%, y para el 2023 sería de 2.4%. Sin embargo, hay un factor que impulsaría el PBI el siguiente año, que es Quellaveco, si este se aísla el crecimiento estaría alrededor del 1.9%. Lamentablemente, las expectativas de crecimiento para este y el próximo año se han venido reduciendo mes a mes, y aún no hay punto de inflexión en este deterioro”, indicó.