La industria minera en Chile debe seguir mejorando sus protocolos de seguridad para evitar accidentes fatales como los que golpearon este mes a dos proyectos de la estatal Codelco, mayor productora mundial de cobre, dijo el jefe del regulador minero local.
La muerte de dos trabajadores en la cuprífera despertó inquietudes sobre el cumplimiento de los estándares de seguridad que maneja el sector.
David Montenegro, director nacional del Servicio de Geología y Minería (Sernageomin), dijo que aunque se ha avanzado en la última década todavía hay que profundizar el cambio de cultura de riesgo para reducir fallecimientos.
“Cualquier accidente, pero sobre todo los accidentes que terminan en una fatalidad, es un fracaso, algo no hicimos, algo hicimos mal, pero por lo tanto es un fracaso y hay que tomarlo desde ese piso. Aquí (en Codelco) hubo deficiencias que se podían perfectamente haber evitado”, afirmó.
El funcionario detalló que mientras hace unos 15 años morían alrededor de 45 personas cada año en accidentes, en el 2021 solo se registraron 12 decesos.
“Como estadística es muy bueno porque la baja es notoria, sin embargo, para las familias, para aquellos cercanos al fallecido no hay estadística que valga. Entonces, si bien hay una mejora, nos falta mucho más”, señaló.
En una sesión parlamentaria este mes, Montenegro señaló importantes fallas en Codelco detectadas tras la muerte del operador del proyecto Rajo Inca que incluyeron incumplimientos en estacionamientos, falta de acreditación de capacitación y mantenimiento deficiente, lo que llevó a ordenar una detención de las obras, vigente hasta la fecha.
“Lo que mencioné ahí, de alguna manera expresa la diferencia de estándar con que trabaja la Vicepresidencia de Proyectos con respecto de las mismas divisiones de la compañía, pero lo hice en el buen sentido que era buscar una oportunidad de mejora”, señaló.
La otra muerte ocurrió en el proyecto para trasformar la centenaria mina Chuquicamata de rajo abierto a subterránea y que llevó a la empresa a decidir paralizar preventivamente la construcción de todos sus proyectos.
“Ahí (en Salvador y Chuquicamata) las condiciones de riesgo fueron advertidas pero en algún minuto hubo un descuido y pasó lo que pasó”, lamentó Montenegro.
El funcionario señaló que mientras en la pequeña minería la mayoría de los accidentes ocurren por desprendimiento de rocas, en la mediana y gran minería están vinculados a problemas “hombre-máquina”.
Por otra parte, agregó que el número de fiscalizadores ha subido a 63 desde los 14 con que contaba el regulador en el 2010, mientras que se realizaron 10,500 fiscalizaciones en el 2021, lo que sería similar este año.
“Eso significa una gran cantidad de información que tenemos que procesar, por lo tanto, siempre los recursos van a ser pocos”, acotó.
Sin embargo, comenta que las recomendaciones realizadas por el Sernageomin han tenido una buena acogida por las diferentes empresas que operan en el país, mayor productor mundial de cobre y segundo mayor en litio.
“La minería es una actividad de alto riesgo, sin embargo, nosotros como industria podemos decir que es donde más gestión de prevención de riesgo se ha realizado en los últimos años”, afirmó.