Fotografía cedida por Blockchain Art Gallery (BAG) que muestra a sus fundadores Ignacio Elffman (i), Martín González (c) y Pablo De Sousa (d), fundadores de Blockchain Art Gallery (BAG). (Foto: EFE/Blockchain Art Gallery).
Fotografía cedida por Blockchain Art Gallery (BAG) que muestra a sus fundadores Ignacio Elffman (i), Martín González (c) y Pablo De Sousa (d), fundadores de Blockchain Art Gallery (BAG). (Foto: EFE/Blockchain Art Gallery).

El explosivo crecimiento del mercado de los está impulsando a dos “” creadas en , cuyo foco está en vender a escala global criptoactivos de obras de y música de artistas hispanoamericanos, un negocio en firme expansión que está captando la atención de inversores.

Hace pocas semanas, Blockchain Art Gallery (BAG) lanzó una plataforma de compraventa de NFT de arte digital tras recaudar US$ 1.5 millones en una ronda inicial de inversión.

BAG logró así el apoyo de la plataforma argentina de criptomonedas Ripio y de los empresarios David García, líder del fondo Borderless Capital, de Eduardo y Daniel Elzstain, presidente y director ejecutivo del grupo argentino IRSA, y de Ariel Scaliter y Eduardo Novillo Astrada, fundadores de Agrotoken.

“La ‘blockchain’ es vista por los inversores como una de las industrias más dinámicas y con mayor potencial ahora y en las próximas décadas. Y en el caso del arte digital, estamos en los albores de una posible nueva vanguardia artística que tiene potencialidades enormes a través de los ‘smart contracts’ (contratos inteligentes) y en la que los inversores ven una oportunidad”, dijo el director ejecutivo de BAG, Martín González.

La plataforma de BAG permite a un artista generar y vender a partir de su obra un NFT (token no fungibles), un certificado de propiedad de un producto digital auténtico y único, creado en la red descentralizada (“blockchain”) de Ethereum.

González destaca el crecimiento “exponencial” que han tenido los NFT en poco más de dos años de existencia, un mercado que en el 2021 registró un volumen global de US$ 13,000 millones —en un 90% NFT de arte—, frente a operaciones en el mercado tradicional del arte por US$ 56,000 millones el año pasado.

BAG también comercializa NFT de boletos para espectáculos y eventos masivos y tiene proyectos para “tokenizar” obras de arte físicas y lanzar una plataforma de pago para consumo de arte de forma económica.

Acelerando

En abril, Enigma.art, otra “startup” argentina enfocada en el criptoarte, fue noticia al ganar la quinta edición de Acelerar España, una iniciativa liderada por Leandro Sigman —presidente del grupo Chemo— que ayuda a empresas emergentes a desembarcar en Europa.

Enigma.art, que ya planea abrir filiales en España y México, fue creada en agosto del 2021 por Facundo y Manuel Migoya —hijos de Martín Migoya, uno de los fundadores del “unicornio” argentino Globant— y Matías Loizaga, con amplia trayectoria en la industria musical.

A la empresa, que tiene una plataforma de comercialización de NFT de música, ilustraciones y obras plásticas digitales de artistas hispanoamericanos muy populares —como Bizarrap, Soda Stereo o Marta Minujín—, se han asociado las productoras Popart Music —también dirigida por Loizaga—, Lauria Entertainment y Pepo Ferradas, y también el “exchange” Ripio.

“Nuestra misión es desarrollar herramientas cripto para posibilitar a los artistas acercarse a sus fans, monetizarse e, incluso, convertir en socios a sus fanáticos”, dijo Loizaga, director ejecutivo de Enigma.art.

La plataforma corre en Ethereum y también ofrece NFT de experiencias en recitales, como los “meet & greet”.

Al igual que en BAG, los “smart contracts” permiten al artista no sólo obtener dinero por la venta de un NFT sino además establecer las regalías que cobrará cuando su NFT sea revendido o reproducido, pero también le posibilita incluso vender parte de sus regalías y que un comprador recaude cada vez que, por ejemplo, una canción se escuche en Spotify, TikTok o YouTube.

“Si a la canción le va muy bien, los compradores van a recuperar su inversión”, explicó Loizaga.

Nuevo paradigma

“La ‘blockchain’ es el cambio disruptivo que necesita la industria de la música. En el muy corto plazo, esta será la nueva forma de consumir música y el ultrafanático podrá convertirse en un socio y un promotor del artista”, aseguró Loizaga.

González —un joven ingeniero civil que fundó BAG con Pablo De Sousa, director de la galería de arte Aldo de Sousa y presidente de la Cámara Argentina de Galerías de Arte Contemporáneo, y el diseñador gráfico y director de arte Ignacio Elffman—, también avizora una revolución en el mundo del arte.

“La música tuvo una gran explosión a través de plataformas como Spotify. El cine y las series tuvieron una explosión masiva de consumo mediante plataformas como Netflix. El arte no había tenido hasta ahora esa posibilidad, pero los NFT brindan la tecnología para que sea posible. Se dará un cambio radical en el consumo de arte”, asegura.

En BAG se puede comprar una pieza de criptoarte por solo US$ 5 o por varios miles.

Entre los compradores hay coleccionistas e instituciones, pero también amantes del arte digital que quieren tener una obra como “avatar” en su perfil en redes sociales y meros inversores “cripto”, que apuestan a la multiplicación futura del valor de un activo digital.