Los analistas del mercado financiero están de acuerdo en que la Reserva Federal subirá nuevamente las tasas de interés esta semana. Pero están divididos sobre hacia dónde podría dirigirse la política monetaria después de eso. La Fed necesita resolver este desacuerdo, dejando en claro que está comprometida con hacer que la inflación vuelva a la meta del 2%.
Se espera que los banqueros de la Fed aprueben un aumento de un cuarto de punto y los inversionistas se sorprenderían si eso no ocurriera. Al mismo tiempo, los mercados han pasado de esperar más ajustes después de la decisión de esta semana a pensar que este aumento podría ser el último. ¿Por qué? Algunos están apostando a que la inflación ya está casi superada. Otros piensan que la Fed no se arriesgará a endurecer aún más su política monetaria y posiblemente causar una recesión, si la inflación se nivela en, digamos, un 3%.
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Las noticias recientes sobre la inflación han sido realmente alentadoras. Los precios al consumidor aumentaron un 3% en el año hasta junio, frente a un aumento interanual del 4% en mayo y de casi un 5% en abril. Esta fue una caída más rápida de lo esperado. Sin embargo, los indicadores de la inflación subyacente no han caído tanto. El índice de precios al consumidor subyacente, que excluye los alimentos y la energía, seguía siendo un 4,8% más alto en junio que hace un año. La presión inflacionaria en el mercado laboral parece estar disminuyendo, pero solo lentamente. El desempleo es muy bajo, las vacantes son elevadas y el ingreso promedio por hora aumenta a más de un 4% anual. Suponiendo que la productividad siga creciendo entre el 1% y el 1,5% anual, esos rápidos aumentos salariales no se pueden equiparar con una inflación del 2%.
En resumen, la inflación aún no ha sido vencida. Después del aumento esperado de esta semana, la tasa de política monetaria de la Fed —medida con respecto a la inflación subyacente— será moderadamente restrictiva, por lo que hay una buena posibilidad de lograr mayores progresos. Si la inflación subyacente sigue bajando y las presiones del mercado laboral continúan disminuyendo, el esperado aterrizaje suave podría materializarse sin necesidad de aplicar más medidas restrictivas. Pero el punto crucial es que esto todavía no puede darse por sentado. Si la inflación parece estar estabilizándose a una tasa superior al 2%, será necesario un endurecimiento adicional de la política monetaria y la Fed no debería dejar ninguna duda de que está lista para hacerlo.
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Un debate de larga data sobre si la meta del 2% es demasiado baja está cobrando nueva atención. Y muchos se hacen una pregunta simple: ¿Realmente valdría la pena una recesión para reducir la inflación por completo? Lamentablemente, sí, vale la pena. Por mucho que uno espere que se pueda evitar una recesión, conformarse con una inflación del 3% impondría graves costos a largo plazo para la economía, sobre todo al socavar la credibilidad de la Reserva Federal. Si cede esta vez, ¿por qué no haría lo mismo otra vez? El progreso en la reducción de la inflación hasta la fecha se debe mucho a la confianza en que la Fed hará su trabajo. Poner en riesgo esta confianza sería un gran error.
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