Los países latinoamericanos productores de petróleo enfrentan una difícil coyuntura económica por la caída de la demanda que causa la crisis del coronavirus y la estocada que la guerra de precios provocó sobre la cotización del petróleo.
“La mayoría de los países de América Latina están luchando contra un ambiente externo complejo, con una epidemia viral de proporciones bíblicas y con un hundimiento de los precios del petróleo, por el fiasco de la OPEP”, resumió Andrés Abadía, director de Economía Internacional de la firma Pantheon Macroeconomics.
Los precios del crudo están actualmente en torno a US$ 26 el barril para el WTI en Nueva York, cuando a fines de febrero cotizaba sobre los US$ 50.
Los miedos a un frenazo de la economía mundial por la pandemia de coronavirus propulsaron su caída, y la guerra de precios entre Arabia Saudita, líder de la OPEP, y Rusia, líder de los aliados del cartel petrolero, tras fracasar en un acuerdo de recorte de producción para sostener cotizaciones, llevaron los precios de referencia hasta los US$ 20.
“Los bajos precios del petróleo van a aumentar el déficit actual y van a deprimir las cuentas fiscales en muchos países”, dijo Abadía citando especialmente a Colombia, México y Venezuela, precisando que en este último caso se trata de una “economía zombi”.
Randolph Bell, director del Centro Global de Energía del Atlantic Council, sostuvo que la caída de la demanda de crudo inducida por el coronavirus no tiene “precedentes” y es mucho peor que el impacto por la guerra de precios.
Para David Goldwyn, titular de la consultora GGS, Brasil y México están expuestos por la débil demanda y los precios, pero ambos “tienen economías más diversificadas” que otros países como Colombia o Ecuador, que tienen en el crudo un producto central de su canasta exportadora.
Previsiones recortadas
A finales de marzo el gobierno de Brasil redujo su proyección de crecimiento económico en el 2020, de 2.1% a 0.02%, debido a la crisis global por el coronavirus.
Esta crisis llegó en un mal momento para México, la segunda economía de Latinoamérica, que según el gobierno se contraer 4% este año.
En el 2019, México obtuvo un 18% de sus ingresos de las exportaciones petroleras.
En Argentina - que está en recesión y actualmente busca reestructurar su deuda - la petrolera estatal YPF advirtió que vienen tiempos "dificilísimos" y que los ingresos de la compañía se verán afectados negativamente.
Goldwyn señaló que el impacto es alto para Colombia y Ecuador que “son muy dependientes de los ingresos del petróleo”.
Antes de la crisis, en Colombia la producción diaria rondaba los 881,000 barriles (bpd), y en el 2019 la renta petrolera representó el 9.3% de los ingresos del país, según el Ministerio de Hacienda.
Para enfrentar la crisis la petrolera estatal Ecopetrol prepara un plan de reducción de costos por unos US$ 486 millones.
En el caso de Ecuador, en recesión y con un crédito del FMI para apuntalar sus finanzas, el petróleo representa un 35% del total de exportaciones.
Abadía estima que incluso Chile y Perú, que son importadores netos, tampoco van a ver muchos beneficios de la caída de precios. “Están enfrascados en sus propios problemas”, explicó.
Abadía reflexiono además que en este momento cualquier proyección sobre la economía regional en el segundo o en el tercer trimestre es una conjetura, pero sostuvo que sin duda las cifras serán malas.
“Es difícil imaginarse cómo este derrumbe en el petróleo podría haber pasado en un peor momento”, concluyó.
Expectativas sobre la Opep+
El jueves está prevista una reunión entre la OPEP y sus aliados liderados por Rusia, que fue aplazada el lunes.
“El retraso de la reunión hasta el jueves es simplemente un indicio de que hay una diplomacia verdadera actuando tras bambalinas”, indicó Goldwyn.
Bell explicó que en el mejor escenario, el grupo podría acordar un recorte de 10 millones de barriles por día (mbd) de extracción.
“Esto no resuelve el problema. Lo que va a hacer es retrasar el inevitable momento de crisis cuando los inventarios globales se llenen, lo que podría causar una crisis aguda y ser catastrófico para varios actores de la industria”, indicó Bell.
El experto matizó que un recorte puede, sin embargo, disminuir los riesgos de un colapso absoluto en algunos países productores, y llevar a una recuperación más ordenada.