El banco central de Argentina tiene contemplado aliviar las restricciones monetarias tan pronto como el 30 de junio si el Gobierno llega a un acuerdo con los acreedores que sea bien recibido por los mercados, dijo Miguel Pesce, presidente del banco central.
“Espero que podamos liberar el mercado una vez que se resuelva esta negociación”, dijo Pesce en una entrevista telefónica el jueves por la noche. “Tendremos que ver cómo responde el mercado al estímulo si la negociación es exitosa”, dijo.
Pesce y líderes del banco central implementaron nuevos controles el jueves en la noche, restringiendo el acceso de las empresas al mercado de divisas para pagar obligaciones en el extranjero en dólares u otras monedas.
Las empresas que liquidan bonos del gobierno denominados en pesos para obtener moneda extranjera deben esperar 90 días antes y 90 días después de cualquier transacción. Las últimas restricciones forman parte de un mes de controles de las tasas de cambio no oficiales del país.
Argentina está en plena crisis cambiaria. A pesar de los estrictos controles, la suspensión de los pagos de la deuda y la cuarentena nacional por COVID-19, los dólares tan necesarios siguen saliendo del país. Las reservas internacionales del gobierno cayeron a un mínimo de cuatro años la semana pasada, totalizando menos que cuando el Fondo Monetario Internacional inició un programa de endeudamiento de US$ 56,000 millones en el 2018.
“Lo que vemos hoy son presiones especulativas y oportunistas”, dijo Pesce, quien agregó que el tipo de cambio de hoy es competitivo. “Ningún líder empresarial se queja del tipo de cambio”.
¿Y los importadores?
Sin embargo, los importadores argentinos que a menudo necesitan pagar los envíos en dólares se quejan. La mayoría de los precios de importación están vinculados al tipo de cambio no oficial, que en las últimas semanas se ha vuelto dos veces más caro que el tipo oficial que las empresas deben usar para convertir los ingresos obtenidos en el extranjero en pesos.
La tasa no oficial ha aumentado significativamente a medida que el banco central comenzó a financiar algunos gastos fiscales, alimentando las preocupaciones sobre una mayor inflación, dado que el país ya está en default.
La llamada base monetaria de Argentina ha aumentado hasta en 24% desde que comenzó la cuarentena el 20 de marzo, aunque fluctúa a diario. Tal crecimiento durante una caída de la actividad económica y la baja demanda de pesos generó preocupación.
Los argentinos ven un aumento de los precios de 47% en los próximos 12 meses, el nivel más alto de expectativas desde al menos 2006, según una encuesta. Esas proyecciones impulsan a los argentinos a buscar dólares.
“Desde agosto, el banco central ha estado trancando procesos, con diferentes anuncios que agregan burocracia y barreras al comercio”, dijo Rubén García, presidente de la Cámara de Importadores de Argentina. “El Gobierno espera ganar tiempo con esto, mientras que su atención se centra en resolver la deuda externa”.