El nuevo informe de OIT destaca la “urgente necesidad por comprender de manera sistémica los factores que concurren al incremento sostenido de la productividad, y sobre esa base animar instancias de diálogo social necesarias para acompañar y regular las inevitables transiciones que este proceso conlleva”.
El nuevo informe de OIT destaca la “urgente necesidad por comprender de manera sistémica los factores que concurren al incremento sostenido de la productividad, y sobre esa base animar instancias de diálogo social necesarias para acompañar y regular las inevitables transiciones que este proceso conlleva”.

La OIT planteó hoy la necesidad de formular estrategias efectivas de aumento de la productividad laboral en América Latina, ante la evidencia de un persistente rezago regional que compromete las posibilidades de encontrar el rumbo de un futuro del trabajo con crecimiento sostenible y más y mejores empleos.

Estamos frente al imperativo del aumento de la productividad en la región”, planteó OIT en un nuevo informe que fue presentado este miércoles durante una conversación virtual que convocó a representantes de Gobiernos, así como de organizaciones de empleadores y de trabajadores, titulado “Transición digital, cambio tecnológico y políticas de desarrollo productivo en ALC: desafíos y oportunidades”.

La Directora Regional a.i. de OIT para América Latina y el Caribe, Claudia Coenjaerts, inició la conversación destacando que la región enfrenta “desafíos estructurales” de grandes dimensiones pues “existen amplias brechas de productividad al interior de los países entre sectores productivos, empresas, grupos de trabajadores”, además de otras externas que “se han ido amplificando respecto de países más avanzados en el marco de la aceleración de la transición digital y del cambio tecnológico”.

Coenjaerts consideró que la región necesita “un renovado y profundo debate en la región donde se aborden los principales factores que impulsan el aumento de la productividad, la transición digital y las repercusiones de estos procesos en el trabajo decente, la creación de empleo, las mejoras distributivas y el desarrollo de empresas sostenibles y promotoras del cambio tecnológico”.

El informe de OIT fue objeto de un intercambio que incluyó la participación del Ministro del Trabajo de Brasil, José Carlos Oliveira, de los Viceministros del Trabajo de Ecuador y Chile, Jorge Benavides Ordoñez y Giorgio Boccardo Bosoni, y de Kaira Reece de la Confederación Sindical de las Américas (CSA) e Imelda Restrepo, de la Organización Internacional de Empleadores (OIE).

La conversación, organizada como evento paralelo de la 4ª Reunión Ministerial de la OECD sobre Productividad que se realiza en Brasil, también contó con la participación de José Antonio Ardavín, Jefe de la División para América Latina de esa Organización.

El nuevo informe de OIT destaca la “urgente necesidad por comprender de manera sistémica los factores que concurren al incremento sostenido de la productividad, y sobre esa base animar instancias de diálogo social necesarias para acompañar y regular las inevitables transiciones que este proceso conlleva”.

Añade que “en este contexto, resulta imperioso pensar qué factores están detrás del rezago latinoamericano”.

El informe destaca que de acuerdo a la evidencia acumulada “la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe (ALC), ya desde antes de la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia de COVID-19, ha evidenciado un estancamiento tanto de la productividad laboral como de la productividad total de factores”.

La productividad laboral ha decrecido persistentemente en términos comparativos con respecto al resto del mundo durante las últimas cuatro décadas”, afirmó el consultor de OIT y autor del informe, Claudio Maggi, en la presentación ante el conservatorio tripartita.

Maggi destacó la importancia de identificar y promover una serie de “dinámicas virtuosas entre productividad, crecimiento y trabajo”.

La conversación tripartita abordó aspectos como los desafíos impuestos por la transición digital y el advenimiento de nuevas tecnologías, los desafíos en materia de formación, la compleja situación actual caracterizada por alta incertidumbre internacional y por una pandemia que aún no cesa, y la alta informalidad en la región.

Asimismo, se plantearon los retos en materia de políticas públicas, y también en el funcionamiento de las empresas.

Coenjaerts recordó que la experiencia de OIT “muestra que adicionalmente a factores externos (estabilidad macroeconómica, entorno empresarial propicio, estructura del sector, mercados externos), la mejora de la cooperación en el lugar de trabajo, la representación efectiva de los trabajadores, la gestión de la calidad, la producción no contaminante, la gestión de los recursos humanos, formación profesional, y la seguridad y salud en el trabajo, contribuyen positivamente al aumento de la productividad”.

Al mismo tiempo, “la agenda de la región en lo que hace a la transformación digital y productividad necesita políticas públicas que ayuden a remover los obstáculos que aparecen en el camino de dicha transformación y que asegure que esta transición propicie la creación de más y mejores empleos”.