Las madres que pudieron trabajar desde casa durante la pandemia tenían más probabilidades de renunciar a sus empleos que las que trabajaban en la oficina, según un nuevo artículo del Banco de la Reserva Federal de Minneapolis.
Sin embargo, la probabilidad de renunciar variaba según el nivel de educación.
Las mamás con un alto nivel de educación que trabajaban desde casa dejaron sus empleos de manera desproporcionada debido a las responsabilidades del cuidado de los niños, según el documento, escrito por la economista de la Oficina del Censo de Estados Unidos Misty Heggeness, y Palak Suri de la Universidad de Maryland.
Aquellas en puestos de teletrabajo poco calificados tenían más probabilidades de mantener sus trabajos debido a limitaciones financieras.
“Las madres con un título universitario o superior que trabajan en ocupaciones compatibles con el teletrabajo representaron la peor parte de las salidas de la fuerza laboral y todavía están desproporcionadamente fuera de servicio dieciocho meses después de que comenzara la pandemia”, escribieron las autoras.
Las mujeres eran un factor clave en el crecimiento de la fuerza laboral antes de la pandemia. El COVID-19 inicialmente empujó cerca de 6.3 millones de mujeres de entre 25 y 54 años fuera del mercado laboral.
Aunque muchas han regresado, el artículo señala que el cuidado de los niños será fundamental para traer de vuelta a aquellas que todavía están al margen.
Las madres con un nivel de educación que trabajaban in situ en hospitales o administrando obras de construcción y que encontraron cuidado para sus hijos tenían menos probabilidades de renunciar, según el estudio.
Las madres en trabajos peor pagados, ya sea teletrabajando o trabajando in situ, fueron las que más sufrieron por el estrés de la pandemia porque siguieron trabajando mientras cuidaban a sus hijos.
“Sin embargo, lo más probable es que hayan pagado un precio en términos de agotamiento”, dijeron las autoras.