Durante décadas, Microsoft se resistió a colaborar a través de asociaciones con otras empresas. Preferían ellos mismos construir su propio software, según explica Behnam Tabriz, managing partner de Rapid Transformation, en “Cómo Microsoft volvió a innovar” (HBR). Para pasar a la ofensiva, Microsoft tuvo que combinar dinero y talento con los de otras empresas, abriéndose a otras plataformas e invirtiendo en asociaciones.