A pesar de las observaciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el último jueves el presidente Martín Vizcarra anunció en la inauguración de la Feria del Libro que su Gobierno trabajará para aprobar la exoneración de impuestos a los libros, en el marco de una nueva ley del libro.
"Como Gobierno creemos que es urgente la aprobación de esta nueva ley del libro, la cual contemple, entre otras medidas, que los libros no estén afectos de impuestos como ocurre en muchos países del mundo", señaló Vizcarra.
Aunque la norma aún no está en agenda del Congreso, el anuncio de Vizcarra abrió nuevamente el debate sobre la posibilidad de extender o no el beneficio tributario a la industria editorial. Desde el MEF, uno de los principales cuestionamientos era la poca estadística que existía en el sector y además si es que se habían elevado los niveles de lectura en el país que justifique un impacto positivo de la exoneración tributaria.
Así las cosas, Gestión.pe decidió comparar los Índices del Precio al Consumidor (Inflación), reportados mensualmente por el INEI, para contrastar la evolución del precio de los libros en los últimos ocho años (tomando 2011 como año base).
A pesar de que la exoneración del IGV a los libros está vigente desde el 2005, según estadística de INEI el precio de los libros se incrementó en un 27.56% hasta el cierre del 2018.
Mientras que en Chile, recogiendo cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) de ese país- y con un ánimo estricto de comparación-, el incremento de precios en el mismo periodo de 6.28%, a pesar de que en ese país el libro si está sujeto al pago de Impuesto al Valor Agregado (IVA) a una tasa de 19%.
Alonso Segura: A favor de extender la exoneración
El exministro de Economía, Alonso Segura, considera que la exoneración del IGV al libro es una de las pocas que debe extenderse para estimular el hábito de la lectura en el país. Segura señala que se trata de una decisión difícil ya que existen pocas estadísticas que permitan conocer el real impacto de la exoneración tributaria, pero aún así optaría por extenderla.
"Cuando yo era ministro, la exoneración se extendió. Es una decisión difícil porque las estimaciones en ese momento arrojaban evidencia mixta sobre el impacto. Sí había crecido la lectoría de manera importante, pero una parte no menor de eso había sido por adquisiciones del Ministerio de Educación. Personalmente creo que es una exoneración de las pocas que debería de extenderse, porque hay un nivel de lectoría bajo y se debe estimular", dijo a Gestión.pe.
Para Segura, los peruanos leemos tan poco que quitar la exoneración sería "una traba más a los mecanismos para fomentar la lectura". El exministro tampoco cree en que la exoneración pueda ser sustituida por un fondo para la construcción de bibliotecas públicas, como sugirió el MEF. "Es un poco utópica", apuntó.
Pablo Secada: Una exoneración es ciega y no se focaliza
Por su parte, para el economista Pablo Secada, el problema de la exoneración tributaria es que nunca se logra medir el beneficio real de la misma, por lo que considera que es "ciega" y no se conoce si está siendo bien utilizada. "La exoneración es bien limitada. La piden los pecadores y la piden los justos", señala.
Secada sostiene que esta exoneración debería ser sustituida por fondos concursables para bienes culturales. Explica que el sector cultural requiere intervención del Estado, pues "el mercado no es capaz, falla y produce bienes culturales de peor calidad".
"Prefiero mil veces que hayan fondos que se concursen a que hayan exoneraciones. Un montón de libros son de baja calidad. (...) (Un fondo concursable) es mucho más eficiente, genera la calidad y la cantidad de cultura que quieres y no se está pasando recursos del Estado a gente que produce libros de mala calidad", dijo a Gestión.pe.
Además, Secada indica que no debería restringirse fondos concursables a la producción de libros, sino a cualquier otro tipo de bienes culturales sin importar su canal de difusión, como podcast, aplicativos, videos de streaming, entre otros.
"Yo iría por fondos concursables y por bienes culturales, que no son solo libros. Lo que yo no quiero es que la exoneración termine en manos de alguien que hace libros que no son de calidad, que se mete a internet, copia un libro y saca su libro", señala.
Con falta de estadística certera sobre el impacto de la exoneración tributaria, el Ejecutivo apostaría por extender la misma con el objetivo de fomentar la industria editorial y la lectura en el país.