El mercado de productos agroalimentarios orgánicos en la Unión Europea (UE) sigue creciendo y recibiendo también alimentos y bebidas de terceros países, entre los que destacan varios suministradores de materias primas procedentes de Latinoamérica.
Un reciente informe de la Comisión Europea sobre las importaciones de productos orgánicos refleja que en el 2019 entraron en la UE 3.24 millones de toneladas, apenas el 0.4% más que en el 2018.
Así como disminuyeron las compras de cereales orgánicos como el arroz y ciertas semillas oleaginosas, crecieron las de frutas tropicales, tortas de aceite (residuos), soja y azúcar.
Países Bajos, el Reino Unido y Alemania continuaron siendo los principales importadores de esos productos, aunque la lista de los mayores socios comerciales se alteró el año pasado con la entrada de Colombia y Kazajistán en el noveno y décimo puesto, respectivamente.
Según los datos de la Comisión, esa clasificación está encabezada por China, con una cuota de 13%, seguida por Ucrania y República Dominicana (ambos con un 10%), Ecuador (9%) y Perú (7%).
Cada país se ha especializado en productos propios: las frutas tropicales proceden sobre todo de Ecuador, República Dominicana y Perú; los cereales, del este de Europa y Asia Central; y el azúcar, de Brasil y Colombia.
Diversificación en Ecuador
Ecuador, que en el 2019 superó las 300,000 toneladas de ventas orgánicas a la UE, ha emprendido “un camino importante de diversificación en ese segmento, que va desde los alimentos frescos como frutas y verduras hasta la cadena agroindustrial”, declara el presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), Felipe Ribadeneira.
Esas cadenas de valor incluyen la preparación de frutas, derivados del cacao y conservas de vegetales, a lo que se suman nuevas experiencias como la panela orgánica.
El acuerdo comercial de la UE con Colombia, Perú y Ecuador entró en vigor en el 2013 para esos dos primeros países sudamericanos y en el 2017 para el tercero.
Según el presidente de Fedexpor, además de darles acceso preferente al mercado comunitario en términos arancelarios, el tratado permite a los exportadores colocar la oferta en “condiciones competitivas” y hacer negocios “con previsibilidad”.
"Es necesario profundizar el aprovechamiento de las oportunidades comerciales que se abren para explorar, por ejemplo, una mayor inserción en países del este de Europa como Hungría, Polonia o República Checa", asegura Ribadeneira.
Los exportadores deben cumplir con los estándares de calidad e inocuidad que exige la UE, cuyos procedimientos y regulaciones son para muchos sectores "un desafío".
Colombia avanza posiciones
Los esfuerzos de Colombia en ese campo han colocado al país entre los principales proveedores orgánicos, tras incrementar sus ventas el 38% anual en el 2019, hasta las 87,341 toneladas.
En un país cuyo Producto Bruto Interno (PBI) agrícola representa el 9.5% de su economía, “Europa es una región muy importante para el sector”, con una tendencia hacia lo orgánico “muy fuerte”, apunta el director del Hub Europa de ProColombia, Ricardo Pedroza.
Subraya que los empresarios colombianos han trabajado en ese segmento durante mucho tiempo y que la apertura lograda con el tratado de libre comercio les dio "un voto de confianza" para acceder a la UE.
España, Italia, Holanda, Alemania, Francia y Bélgica son algunos de los países que más aceptan productos orgánicos colombianos, como frutas frescas, aceites vegetales, azúcares y miel.
En opinión de Pedroza, los exportadores "cada vez afinan más la oferta para que sea bien recibida" en la UE y promueven los lazos comerciales asistiendo a ferias, invitando a potenciales compradores a Colombia y conversando con sus clientes actuales para que migren hacia la producción orgánica.
Mapa mundial
Según el Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica (FiBL), la superficie dedicada a la agricultura orgánica sigue creciendo y en el 2018 sumaba más de 71.5 millones de hectáreas a nivel mundial.
El mercado orgánico, que ese año sobrepasó por primera vez los US$ 100,000 millones (unos 97,000 millones de euros), está liderado por Estados Unidos, Alemania y Francia, si bien el mayor consumo per cápita corresponde a los daneses y suizos, que gastaron de media 312 euros en el 2018.
Entonces había 2.8 millones de productores orgánicos en el mundo, de los que 1.1 millones estaban en la India, 210,000 en Uganda y 204,000 en Etiopía.
Julia Lernoud, integrante de la comisión directiva de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (Ifoam), señala que desde hace varios años la UE está intentando que se consuma lo que se produce dentro de sus fronteras, cerrando la puerta a productos de fuera como la carne o el azúcar.
Para los productores orgánicos latinoamericanos, acostumbrados a las prácticas sostenibles, "la mayor dificultad es que el mercado no es seguro", por lo que "terminan pagando muchas certificaciones" para acceder a los diferentes países, afirma Lernoud.
Ifoam trabaja con sistemas alternativos de certificación para abaratar costes, según la experta, que añade que los propios países latinoamericanos están comenzando a esforzarse por abrir canales orgánicos en sus mercados internos.