La Reserva Federal (Fed) se movilizó el viernes con una fuerza y velocidad sin precedentes para inyectar cantidades gigantescas de dinero al sistema financiero y aminorar así las enormes alteraciones surgidas tras la detección del coronavirus en Estados Unidos.
El Banco de la Reserva Federal de Nueva York informó que ofrecerá US$ 1 billón diarios en préstamos para el día siguiente durante este mes a los bancos grandes, una medida adicional al billón en préstamos a 14 días que está ofreciendo cada semana.
Hasta ahora los bancos no han tomado prestado casi tanto como lo que está ofreciendo la Fed de Nueva York, y los préstamos son pagados rápidamente. El dinero del financiamiento no proviene de los contribuyentes.
Los analistas de Wall Street dicen que el objetivo de la enorme cifra es tranquilizar a los mercados al demostrar que la capacidad del banco central para efectuar préstamos a corto plazo es casi ilimitada.
La Fed también está adquiriendo bonos del Tesoro a un ritmo frenético, y pronto concluirá las compras por US$ 500,000 millones que anunció el domingo. De igual manera está acelerando la adquisición de títulos respaldados por hipotecas. La mayoría de los analistas creen que comprará más.
“La Fed acaba de movilizarse con una rapidez sin precedentes”, dijo Steven Friedman, execonomista de la Fed de Nueva York y macroeconomista en MacKay Shields, una administradora de activos. “Creo que no titubearán en lo que respecta a comprar todos los bonos del Tesoro y títulos respaldados por hipotecas que sean necesarios”.
Todas las medidas de emergencia del banco central pretenden inyectar dinero a un sistema financiero en el que se ha incrementado la demanda de dólares conforme los inversionistas se deshacen de bonos del Tesoro, bonos municipales y otros títulos.
Al estar la economía probablemente en recesión, los bancos, los fondos de mercados de dinero y otros inversionistas institucionales se muestran cada vez más recelosos de conservar títulos que pudieran perder valor.
Las compañías sufrirán una caída en sus ingresos y ganancias, mientras que probablemente los gobiernos locales y estatales recaudarán menos impuestos. Eso les dificulta solicitar préstamos.
“Hay una creciente certidumbre de que estamos enfrentando una contracción económica, por lo que es natural que los inversionistas se preocupen más por los riesgos”, agregó Friedman. “La Fed intenta desempeñar el papel de amortiguador del golpe”.
La avalancha de ventas ha hecho que se incrementen los costos de los préstamos a corto plazo para las compañías, los estados, las ciudades y los bancos, incluso después de que la Fed ha intentado reducir las tasas de interés al recortar el domingo su tasa de referencia a casi cero.
Con estas medidas, el banco central pretende contrarrestar los incrementos en los costos de los préstamos, los cuales podrían exacerbar el declive económico al obligar a las compañías y a los gobiernos locales a despedir a más trabajadores.