El Complejo Deportivo de Villa El Salvador o el Complejo Deportivo de Villa María del Triunfo son dos de las sedes de los Juegos Panamericanos que hoy tiene el país como legado y recuerdo tras la organización de uno de los eventos deportivos más importantes en la historia del país. Sin embargo, no son todas. A un año de los Panamericanos Lima 2019, ¿cuál será el futuro de las sedes? ¿cómo se administrará el legado deportivo?
Gestión.pe conversó con Alberto Valenzuela, director de Legado (Ex Lima 2019), quien brindó detalles del esquema que se está diseñando para la administración, operación de las sedes deportivas. Valenzuela manifestó que, indefectiblemente, estas sedes serán entregadas al Instituto Peruano del Deporte (IPD) en un plazo de un año y medio. Será esta entidad la encargada de administrar las sedes. Pero, ¿cómo se garantiza que la infraestructura no pierda valor en el tiempo?
“Estos cinco recintos de legado deportivo son todos propiedad del Instituto Peruano del Deporte. No han sido transferidos porque se creó una entidad, el proyecto especial Legado de los Juegos Panamericanos, que tiene el encargo de desarrollar un modelo integral para administrar la infraestructura complementaria, pero sobre todo la infraestructura de sedes preparada con una visión de 10 años”, sostiene Valenzuela.
En ese sentido, el Proyecto Especial de Legado viene trabajando en un modelo que combina lo público y lo privado para permitir que los atletas puedan hacer uso diario de la infraestructura garantizando que esta mantenga sus altos estándares a través de la buena administración.
“Este modelo que estamos diseñando debe involucrar tres puntos: se deben completar los servicios requeridos para estas sedes con una visión de 10 años, un modelo de gestión y operación de la infraestructura, y también un modelo de operación deportiva y social. Nunca más una sede debe desarrollar sus actividades de espaldas a la comunidad”, indica. Valenzuela.
El modelo trabajado, el cual viene recibiendo asesoría del Gobierno británico, busca una sinergia entre el sector público y privado a través de contratos de gestión. Esto, explica Valenzuela, no significa que será el privado quien administrará las sedes. Por el contrario, esto implica una administración del sector público licitando los servicios a terceros con el objetivo de privilegiar el alto rendimiento, pero también la masificación del deporte, señala.
“Lo haremos bajo el mismo modelo de los Juegos Panamericanos. Los contratos de gestión son una mezcla de ingeniería con gestión legal, son contratos en donde tienes a un operador que puede ejecutar todos los servicios de operación, mantenimiento de una sede deportiva o puede subcontratar a buena parte de ellos, pero tienes un gestor. Un contratista gana por concurso una licitación para mantener y operar las sedes con sus equipos o con terceros, y se le paga por eso. Estos contratos de gestión no son una concesión, es un modelo de gestión que funciona muy bien para hospitales, aeropuertos y varios modelos. Se trata de una nueva generación de contratos en la que el Estado sigue siendo dueño, sigue manejando y administrado estas sedes, pero hay un operador privado contratado para operar el mantenimiento y la operación de los facilities”, explico Valenzuela.
Y es que Valenzuela reconoce que habitualmente el Estado no ha funcionado como gran gestor ni ha tenido las herramientas técnicas o jurídicas apropiadas para operar infraestructuras de tremenda envergadura de manera eficiente. “No es solo contratar y poner a un supervisor y que ellos se encarguen”, señala.
“Es un tema muy complejo de infraestructura y equipamiento que en nuestro país nunca ha existido. Vamos a terminar de cerrar el círculo y también darle el mantenimiento y la operación de primer mundo a esta infraestructura. Adicionalmente vamos a asignarle un presupuesto respaldado en el impacto social que genera en la comunidad gracias a que esto está funcionando y operando en buenas condiciones”, indica Valenzuela.
Un nuevo modelo de gestión que también se trabajará para la infraestructura será la calculadora de valor social. Se trata de un mecanismo que buscará estimar el impacto social de la infraestructura deportiva en su zona de influencia y en indicadores como la delincuencia, la obesidad, entre otros. Esta herramienta viene siendo trabajada con el Gobierno Británico y será un indicador recurrente para estimar el presupuesto anual de la operación.
“Si tú inviertes en infraestructura y operación en el deporte, hay un retorno, si es que se maneja bien, en el impacto de a cuántas niños y jóvenes sacas de las drogas, los alejas del crimen, de la obesidad, y en el valor social en tener una sociedad más equitativa o igualitaria ya que no solo estamos hablando del deporte, sino también del paradeporte. Eso ha sido desarrollado en la estrategia del social value calculator. A esos S/ 54 millones que va costar la operación en el año, el próximo año se tiene que dar contra resultados y el resultado es cuál fue el impacto en la comunidad, cuántos niños se involucraron, cuantos niños se alejaron de las drogas y el crimen. Eso va a ser transformador para el país”, indica el Director de Legado.