En el primer trimestre del año, la economía creció 1.4% después de cuatro trimestres consecutivos de caídas. Con ello, 18 de 24 regiones tuvieron desempeño positivo debido a la menor conflictividad social, la normalización de las condiciones climáticas y la gradual recuperación de los sectores vinculados a la inversión. Sin embargo, existen aún grandes disparidades regionales que revelan la necesidad de acelerar la ejecución de inversiones para recuperar el ritmo registrado en décadas pasadas.
Las regiones del sur fueron las que más aportaron al crecimiento de inicios de año al registrar un avance promedio de 5.7%, contribuyendo con cerca del 70% de la recuperación de la economía peruana. Entre estas destacan Moquegua (15.2%), Tacna (14.1%) y Puno (10.8%).
Este resultado está vinculado con la recuperación de los sectores primarios tras la disipación de choques climáticos y la menor conflictividad social. Así, la minería e hidrocarburos en el sur creció 8.3%, mientras que el agro aumentó 6.8%. Entre los sectores no primarios, destaca el sector construcción, que creció 21.1% debido al impulso de la inversión pública.
Lima y las regiones del centro también aportaron a la recuperación de la actividad, aunque en menor grado. La actividad económica en Lima creció solo 0.4% por el impulso de los sectores primarios. En cambio, aún se registraron caídas significativas en sectores vinculados a la industria como construcción (-3.4%) y manufactura (-4.7%). Por su parte, las regiones de la zona centro crecieron 2.4%, principalmente ante la mayor producción de metales como el molibdeno, oro y plata.
Estos resultados contrastan con el desempeño negativo de la zona norte, cuya actividad económica se contrajo en 2.1%. Entre estas, destaca el caso de Piura, cuya economía cayó 8.6%, el mayor retroceso desde la pandemia.
Estas regiones se han visto afectadas por una fuerte contracción en la pesca ante los menores volúmenes de captura de anchoveta durante la segunda temporada de pesca del 2023. Como consecuencia, la industria manufacturera, orientada principalmente a la elaboración de harina y congelados de pescado, se contrajo 14.9%. La menor producción orientada a la agroexportación, como mango y uva, también influyó en este resultado.
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Mejora laboral
La recuperación de la actividad económica se ha traducido en un mayor dinamismo del mercado laboral, particularmente en las zonas urbanas. Así, las principales ciudades del sur registraron altas tasas de crecimiento del empleo, impulsado por los efectos de la menor conflictividad social sobre las actividades vinculadas a la demanda interna. Cusco registró un aumento de 12.3% en el empleo urbano, mientras que Moquegua reportó un crecimiento de 10.7% y Ayacucho, 9.3%.
Otras ciudades que experimentaron un alza importante en el empleo fueron Trujillo (12.8%) y Huancavelica (8.5%), favorecido en ambos casos por la recuperación del sector construcción. Sin embargo, no todas las ciudades vieron aumentos en el empleo.
En Cerro de Pasco, la población ocupada se redujo en 12.0%, mientras que Tumbes e Iquitos reportaron caídas de 4.0% y 2.5%, respectivamente.
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Rebote primario
En lo que va del segundo trimestre del año, la actividad de las economías regionales muestra señales de un mayor dinamismo frente al inicio de este 2024. Esta mejora viene siendo liderada por los sectores primarios vinculados a la agricultura y a la pesca industrial, que fueron afectados por choques climáticos de intensa magnitud en el 2023.
Las regiones del sur, por ejemplo, registraron en abril un incremento significativo de su producción agrícola ante los mayores volúmenes de cultivos destinados al mercado interno. El aumento del agro se ha concentrado principalmente en Puno, donde las cosechas de papa se han casi cuadriplicado frente a abril del 2023, superando las 645 mil toneladas, un récord histórico para la región.
Por su parte, algunas regiones del norte y centro han sido favorecidas por la autorización del inicio de la primera temporada de pesca, sector que exhibió niveles mínimos de actividad durante el segundo trimestre del 2023. En efecto, los desembarques de anchoveta en La Libertad, Áncash, Lima y Callao acumulan cerca de 2.2 millones de toneladas en lo que va del segundo trimestre del año, cifra 69 veces superior a lo registrado en el mismo periodo del 2023.
Retos a futuro
Para continuar avanzando en el cierre de brechas sociales, las economías regionales enfrentan el desafío de consolidar hacia los próximos años la recuperación que muestran este año. Ello debido a que la actividad productiva en todas las zonas geográficas entre el 2022 y 2023 ha experimentado un ritmo de crecimiento inferior al registrado en promedio durante los 15 años previos. Esta desaceleración ha sido particularmente más notoria en Lima, que pasó de crecer en promedio 4.2% anual en el periodo 2007-2021 a 0.8% entre 2022-2023; así como en las regiones del norte y centro del país.
En ese sentido, las prioridades de política deberían estar orientadas a acelerar la ejecución de inversiones que permitan aprovechar el potencial productivo que ofrecen las regiones. El retraso en la ejecución de proyectos de irrigación como Chavimochic III y Majes-Siguas II viene postergando la expansión de la frontera agrícola en el norte y sur del país, respectivamente.
El continuo retraso de las inversiones mineras evita que este sector, a través de sus encadenamientos productivos, impulse la actividad económica y el empleo regional, además de generar más recursos fiscales que permitan financiar un mayor acceso a los servicios básicos.
Sin una atención clara a las problemáticas que frenan a estos y muchos otros proyectos en ámbitos como infraestructura, turismo y gas natural, será cada vez más difícil que el Perú pueda replicar la fórmula de desarrollo que permitió sacar a millones de peruanos de la pobreza.
Inversión es clave para acelerar crecimiento
Teodoro Crisólogo Grández, Economista Senior del IPE
Las diferencias regionales revelan que la inversión es clave para acelerar el crecimiento en los territorios más rezagados del país. En Moquegua, el inicio de Quellaveco ha permitido un crecimiento económico promedio de más de 30% desde el cuarto trimestre del 2022 a la fecha.
El caso contrario es Cajamarca, donde la actividad ha caído 0.1% en promedio, a pesar de contar con una cartera de inversiones mineras por más de US$ 16 mil millones sin ejecutar. Revertir esta parálisis es el mejor camino para que regiones como Cajamarca entren en un círculo virtuoso de mayor crecimiento y menor pobreza.
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